PilarAlhambra
  EL MIEDO
 

 

 

¿Qué es el miedo, cómo, dónde y porqué sentimos ese miedo, a qué? Quizá hoy aprendamos un poquito sobre ello, quizá no demos en el miedo que cada uno tenga, si lo tiene..., pero intentaremos adentrarnos en el enigmático mundo del miedo

 

 

El miedo, es una emoción que reconocemos a través de una serie de cambios fisiológicos relacionados con el sistema nervioso autónomo y el endocrino, su sentido básico es el de protección ante estímulos peligrosos, pero el ser humano, por su forma de vida, saca de contexto el

 

carácter innato del miedo y lo versiona en estados similares sin esa función protectora.

 

 

 

 

 

 

 Palabras clave.

 

 

Miedo, estrés, función de protección, situación novedosa o inesperada.

 

"Consideramos al miedo, como un hipotético estado del  cerebro o  sistema neuroendocrino, que surge en determinadas condiciones y se manifiesta por ciertas formas de comportamiento

 

".

 

En el  desarrollo de las  teorías explicativas del miedo, hay contribuciones de la psicología conductista. En esta

 

,teoría calificada de simplista posteriormente, se señala que los estímulos atemorizantes innatos, es decir, aquellos que no hemos aprendido, sino que simplemente desarrollan miedo, debido a su potencial carácter peligroso para el individuo, podrían ser:

 

-el

 

. ruido.- la pérdida de soporte inesperada. -  el dolor, lo desconocido o la muerte.

 

 

 

Hay experimentos con aves u otros animales que respondían con miedo, en forma de huida, estampida  ante un sonido o una imagen inesperada.

 

De estos experimentadores también se recibe la aportación del proceso de maduración en el miedo, en un principio, el miedo no aparece en determinada especie a estímulos específicos y más tarde si, entonces ¿ha habido aprendizaje, posterior? Parece ser que éste 

 

proceso, puede estar relacionado con la maduración del sistema nervioso implicado, de forma que éste no posee todavía el nivel de maduración suficiente para ante determinados estímulos, reconocer y dar una respuesta adecuada. Esto podemos ilustrarlo, con algunos miedos infantiles.

 

Algunos  experimentos sobre el temor de los  niños a la oscuridad,  a los animales, parecen aportar 

 

datos sobre la maduración, estos miedos aparecen hacía los dos años, sin una experiencia previa, que los pueda causar (lecturas, conversaciones u otros datos sobre el tema). Los miedos alcanzan el máximo entre los cuatro y cinco años de edad.

 

 

 

Según Gray (1971),"podemos clasificar, entonces, los estímulos causantes del miedo en: intensos, novedosos, característicos de peligros especiales de significado evolutivo y estímulos procedentes de interacciones sociales entre congéneres".
 Cambios fisiológicos ante una situación provocadora de miedo.

 

 

Los sistemas fisiológicos implicados, a nivel interactivo, por excelencia, son: el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino.

 

La respuesta siguiente sería, ante un estimulo atemorizante, desencadenada por estos sistemas, la reacción inmediata del organismo y la adaptación del mismo ante una situación continuada de estrés.(Reacciones de alarma y periodo de 

 

resistencia).

 

La movilización de los  recursos corporales, adecuados para una respuesta de ataque-huida, frente al peligro, se ponen de manifiesto a través de la activación del sistema nervioso simpático y la médula suprarrenal que va a segregar  hormonas como la epinefrina y norepinefrina .
Si se mantiene la situación, se pasa de la reacción de alarma, al período de resistencia y el 
control pasa de la médula a la corteza suprarrenal y a la adenohipófisis, las hormonas implicadas son las denominadas antiflogística (rebajan los procesos inflamatorios) y están relacionadas con el

 

metabolismo de azucares en el organismo (glucocorticoides: hidrocortisona, corticosterona y cortisona), por consiguiente, se relacionan con el aporte de energía al mismo en la fase de resistencia de la que hablamos.

 

El estrés prolongado, produce una disminución en la

 

actividad del tiroides (disminución de la hormona estimulante tiroidea) y una menor secreción de la hormona del crecimiento.

 

También hay una clara repercusión del estrés continuado en la alteración del comportamiento sexual y reproductivo, se produce, por tanto ante una situación continúa de emergencia en el organismo, una menor actividad del crecimiento,

 

reproducción y defensas frente a procesos infecciosos, tanto sea la causa del estrés: psicológica, por traumatismo quirúrgico o causa ambiental *adrenalina y nor-adrenalina

 

 

 

Podemos decir, de forma simple, que el miedo es una reacción de protección por parte del organismo que depende del desarrollo filogenético y también de la situación concreta en la que se produzca.

 

 

 

Hay varias maneras, en que se reacciona al miedo como:

 

 

 

-el ataque. -la huida. -la paralización o algunas conductas ínter sociales de sumisión frente a dominación.

 

 

 

Desarrollo y abuso del miedo en los seres humanos

 

 

En los seres humanos, podemos decir, citando a Sue Breton (1995), "que abusamos del miedo, pues hay comportamientos cuyas reacciones fisiológicas son muy parecidas, que están muy lejos de cumplir con la función de protección".

 

 

 

Veamos, citando a la misma autora, las diferencias entre, miedo, ansiedad, estrés y preocupación.

 

 

 

-miedo-reacción de supervivencia del cuerpo ante una amenaza inmediata

 

 

 

-ansiedad-reacción del organismo, a nivel cuerpo y mente, ante una amenaza, menos inmediata a la que la  persona puede poner fin.

 

 

 

-estrés- reacción continuada del organismo, ante una amenaza que sigue sin resolverse.

 

 

 

-preocupación – igual a la ansiedad, pero el organismo no ejerce ninguna influencia, sobre ello.

 

 Con relación al miedo, "los problemas que a lo largo del desarrollo del ser humano, le generan los demás, son muchísimos. Están relacionados con actuaciones sociales, que con frecuencia implican no sólo un dominio-sumisión, de uno o unos, por otro u otros, y que provocan sensaciones, sentimientos,  actitudes y estilos de comportamientos que no adaptamos y son claramente patológicos, también las faltas de apoyo y refuerzo consistente con las actuaciones, que generan incompetencia y desánimo, 

 

inseguridad y por tanto, "miedo".

 

De una forma básica, podemos decir, que los seres humanos sentimos miedo, cada vez que enfrentamos una situación nueva, esto es, relativamente frecuente a lo largo de la vida, luego el miedo no se supera nunca mientras sigamos viviendo, eso sí, podemos aprender (y de hecho es lo que hacemos) a manejarlo para que no nos paralice o nos invalide. Hay miedos, evidentemente más relacionados con reacciones propias de angustia y ante estímulos muy concretos, como son las fobias, aquí necesitamos de

 

técnicas psicológicas y tratamientos más específicos.

 

 

 

Es que  cuando estamos enfrentando esos miedos diarios y cotidianos que se presentan en nuestras vidas y que también, a veces, nos desbordan y  desorientan tanto, como para buscar ayuda profesional, todos sabemos... que es más fácil ver desde fuera y con una visión panorámica, que desde dentro y en total confusión.

 

 

 

"Con relación al miedo, la timidez, las fobias sociales, la vergüenza, el ridículo, la ansiedad social, en general tienen su más probable causa, en la experiencia de interrelaciones sociales acumulando éxitos(control, refuerzo positivo. etc.) o fracasos (indefensión, castigo. etc.) siendo éstas de una forma habitual y consistente.

 

Con el matiz de que el 

 

éxito fácil y sin esfuerzo, puede llevar también al miedo y fracaso ante la menor dificultad, y, por el contrario el fracaso total ha llevado de manera excepcional a algunos sujetos altamente resistentes, a tener grandes éxitos posteriores”

 

 

 

 

 

Qué podemos hacer y cómo interpretarlo

 

 

Frente a una situación novedosa y provocadora de miedo, lo más adecuado es tener la sensación de control, para ello puede ser interesante disminuir nuestra vulnerabilidad y aumentar nuestra resistencia, situación que llevamos a cabo a través del manejo de nuestros pensamientos (actitudes, distorsiones, exageraciones, creencias...) y sentimientos, así como el  análisis de la situación externa a nosotros y la posibilidad de ejercer control para modificarla o ajustes internos para aceptarla y manejarnos en ello.

 

 

 

 

 

Me gustaría citar,  cinco verdades sobre el miedo

 

 

1 El miedo nunca desaparecerá mientras, siga creciendo.

 

 

 2 La única manera de liberarse del miedo a hacer algo es hacerlo.

 

 

 

3 La única manera de sentirme mejor es... enfrentarlo.

 

 

 

4 No somos  únicos sintiendo miedo en terreno poco familiar, les pasa igual a todos los demás.

 

 

 

5 Vencer el miedo asusta menos que convivir con un miedo oculto  que proviene de la impotencia.

 

 

 

Lo que se resumiría en que las indicaciones anteriores que hemos hecho sobre el miedo, es decir, ante una situación o estímulo que nos atemorice hay que tener una postura de autocrecimiento y aprendizaje ("de ésta situación saldremos fortalecidos y con más recursos").

 

 

 

 La confianza de saber que es habitual sentir miedo ante situaciones imprevistas, novedosas. etc.

 

Tomar una decisión sea cual sea: puedo afrontarlo en ese momento (valoro la situación) o puedo darme tiempo para adquirir recursos nuevos para afrontarlo o simplemente puedo ignorarlo por un 

 

tiempo, hasta que se vuelva a presentar (aplazamiento) o puedo aceptarlo y asumirlo como una limitación elegida.

 

Por ejemplo:  Si tuviera Miedo a los

 

perros, yo lo asumo, lo  acepto y cargo con las limitaciones que me impone), aún esta última situación si sentimos que es elección nuestra y que pudiendo remediarlo no lo hacemos, supondría ya un grado de control sobre ese miedo.

 

 

 

Otro  modo de ayuda frente a situaciones novedosas, que nos provoquen confusión.

 

A veces para resolver un problema o aclararnos con respecto a una situación, es conveniente sentarnos frente a 

 

papel y lápiz y solos sin que nadie nos influya, siendo lo más sinceros que podamos con nosotros mismos, contestarnos las siguientes preguntas:

 

 

 

 ¿Qué ha sucedido?

 

 

 

 ¿Qué consejo le daríamos a otra persona en esta misma situación?

 

 

 

 ¿Cuál es la manera más práctica y efectiva de pensar sobre esto?

 

 

 

  ¿Qué desenlace quiero para esta situación?

 

 

 

  ¿Qué estoy dispuesto a hacer, para que las cosas salgan como yo quiero y necesito?

 

 

 

 ¿Que no estoy dispuesto a hacer, para que las cosas salgan como yo quiero?

 

 

 

 ¿Cómo puedo evitar, que esto vuelva a suceder, de la misma manera?

 

 

 

 ¿En que me he vuelto mejor después de esta experiencia?

 

 

 

 Si nos hemos dado tiempo para ser sinceros con nosotros mismos, habremos  obtenido respuestas que nos ayudarán a reinterpretar y a  aprender de la situación.

 

 

 

 No hay que huir de la vida, dicen quienes se consideran expertos en Psicología del ser humano que solo hay dos emociones, el amor y el miedo. Y que ambas son tan antiguas como la vida. Pero mientras que la primera nos permite alcanzar la felicidad, la segunda se convierte en un hándicap tremendo que nos impide no sólo gozar la vida sino disfrutar de buena salud tanto física como mental.

 

 

 

 Nuestro cuerpo, como consecuencia de la herencia genética, tiene registrado un fuerte impulso de supervivencia,  que está grabado en cada una de nuestras células.

 

 

 

Cuando las condiciones de supervivencia eran muy adversas, nuestro cerebro desencadenaba toda una serie de mecanismos inconscientes para protegernos del miedo hostil que nos rodeaba. Miles de años después muchos de esos mecanismos siguen activos y, a pesar de que las condiciones externas han variado bastante, hay situaciones que activan ciertas áreas cerebrales que desencadenan como hace siglos, la producción de sustancias bioquímicas que se distribuyen por el torrente sanguíneo y provocan un amplio repertorio de alteraciones emocionales .

 

 

 

 El problema es que la mayoría de las veces esas energías emocionales que se generan no encuentran una fácil canalización y se quedan almacenadas produciendo bloqueos que mas tarde desembocan en problemas físicos. Esto sucede porque el enemigo contra el que tendríamos que defendernos no está fuera sino dentro. Es decir, no hay algo externo que atente contra  nuestra vida sino que son procesos mentales, a veces inconscientes, los que nos hacen saltar los resortes del miedo y su consecuencia inmediata, la inseguridad.

 

 

 

 Desde tiempos mitológicos se consideró la vida como un complicado laberinto que teníamos que recorrer hasta alcanzar el centro donde se encontraba el tesoro: la superación, la iluminación, la conciencia... Durante el recorrido encontrábamos obstáculos, teníamos que superar continuas pruebas, tomar decisiones  y riesgos; pero sobre todo, era necesario vencer los miedos.

 

 

 

Esa es, sin duda, una de las principales batallas que teníamos que librar, igual que ahora; los miedos que se manifiestan con muchos disfraces: inseguridad, angustia, errores, fobias... , Toda una serie de emociones que nos impiden avanzar entre la niebla.

 

 

 

Cuando estos sentimientos aparecen todo adquiere una importancia extrema y la mente no encuentra salida. La mayoría de las veces la persona entra en una cadena de causas y efectos que la mantiene atrapada y confusa. Incapaz de superar las circunstancias en las que se haya inmersa.

 

 

 

 De la inconsciencia a la conciencia.

 

 

 

Saber que nos produce miedo, fobia, angustia o inseguridad es el primer paso para poder librarnos de ello. La pregunta a responder seria pues: ¿A que tengo miedo? Después hemos de recordar alguna situación en la que vimos atados por ese sentimiento, observar nuestro comportamiento, nuestras respuestas ante el estimulo, los mecanismos inconscientes que funcionan a pesar de nuestros deseos o nuestra intención.

 

 

 

 La segunda intención a plantear es: ¿Cómo se manifiesta ese miedo? Además, hay que identificar en que situaciones se reproduce. Después es importante identificar la raíz de esa emoción, su origen, recordar los hechos que la hicieron surgir anteriormente e ir recorriendo el camino hacia atrás hasta encontrar la causa primera: ¿De donde arranca ese miedo?

 

 

 

 RECUPERAR EEL TERRENO PERDIDO

 

 

 

 Evidentemente, los miedos-cualquiera que sea su manifestación-no se superan obviándolos sino enfrentándose a ellos. Y para hacerlo hay que echar mano de dos herramientas fundamentales y complementarias que nos proporcionan nuestros dos hemisferios cerebrales. Por un lado hay que analizar la situación desde el razonamiento y la lógica y responder a las preguntas anteriores que, como cuando y donde y por otro, potenciar la imaginación y la visualización.

 

 

 

Encontraremos entonces que los miedos son tan variados como las personas ya que no hablamos solo de miedos físicos como puede ser el terror a volar en avión, en barco a estar en lugares cerrados o abiertos, a los insectos, a la oscuridad, a la altura o a las aglomeraciones de gente sino que se han despertado otra serie de miedos psicológicos o emocionales producto de nuestro tiempo: Miedo al ridículo al que dirán, a no ser aceptados, a no ser queridos o valorados, al fracaso, al error, a equivocarnos, a perder nuestra imagen, a las personas que amamos o a lo que es nuestro.

 

 

 

 Una vez enfocado el problema abra que recurrir a las capacidades de nuestro hemisferio cerebral derecho: El pensamiento positivo, las afirmaciones y la visualización. Para ello vasta con imaginar los obstáculos que nos impiden avanzar para alejar el miedo de nuestra vida. Planteándonos que necesito para vencer este miedo ¿cómo puedo superarlo? Con que herramientas cuento e imaginar que todo es posible.

 

 

 

Y es así donde hay que recurrir a toda una fantasía y creatividad de que seamos capaces. El echo de recrear las imágenes o teatralizar la situación nos permitirá generar en nuestra mente escenas en las que nos ´veamos´ superando sin dificultad los hechos que nos agarrotaban.

 

 

 

 Y recordemos una vez mas que nuestra mente, es creadora,  y que para conseguir que todo aquello que seamos capaces de crear se convierta en realidad, hay que empezar por dar el primer paso, saltarse los propios límites.

 

 

 

En cualquier caso hay que recordar que la única manera de perder el miedo a hacer algo es precisamente hacerlo. A medida que vallamos superando situaciones iremos ganando confianza y seguridad y eso generará un estado de satisfacción que, sin duda, será en beneficio de nuestra salud física, psicológica y emocional.

 

 

Al Dr. Rafael Navarro Pichardo, mi medico particular, es doctor en Medicina, especialista en Psiquiatría y en Medicina de Trabajo. Creador de la Sociedad Andaluza de Psiquiatría, de la que, además, es miembro de honor. El profesor también forma parte de la Sociedad Española de Psiquiatría, de Psiquiatría Biológica, de la Asociación Europea de Psiquiatría y de la Sociedad Psicoanalítica de Psicoterapia. Desde 1977 ha desarrollado su carrera clínica en el Hospital Universitario San Cecilio y, como catedrático,  desde 1997 es responsable tutor de la formación de los Médicos Interinos Residentes de la especialidad de Psiquiatría 1980, y de Medicina Legal, Toxicología y Psiquiatría en la Universidad de Granada.

 

 

 

 

Si cuya ayuda no habrá podido realizar este trabajo, además de las nociones básicas que me ha dejado, charlamos un rato de algo increíble y por lo que lo cité para una nueva conversación, la magia en la psicología, en cuanto lo tenga os lo cuento.  Para el, todo cariño, mi agradecimiento y mi admiración.

 

 



 
  58640 visitantes copyright © P.R.M. ©Pilar Ruiz  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis