PilarAlhambra
  COMPLEJOS
 


Cierto que es un mundo por descubrir y a veces muy duro de superar, intentaremos explicar un poquito que son, porqué nacen y como crecen, como se instalan en nosotros y nos coaccionan la vida la mayoría de la veces, unas con nuestro consentimiento y otras de forma violadora, haciendo así que sea mucho más difícil quitarlos de nuestra vida o nuestro entorno.

 

 

 

 

 

 

Ante todo creo que los complejos son pensamientos irracionales que pueden influir negativamente en las personas produciendo inseguridad y baja autoestima.

Son percepciones distorsionadas o imágenes exageradas de uno mismo que se originan al compararnos con otras personas, o con modelos que la sociedad impone.

Pueden llegar a influir y condicionar nuestra vida, comportamientos y relaciones personales. Incluso pueden impedirnos disfrutar de determinadas cosas o llegar a limitarnos profesionalmente por no confiar en nuestras capacidades.

 

 

 

 

2. Factores que influyen en los complejos

 

Uno de los factores que más influyen en la formación de un carácter acomplejado es el entono familiar. La opinión de los padres o la falta de apoyo y atención por parte de ellos, hará que el niño se sienta poco valioso o que crezca con una baja autoestima. Es en la familia donde las personas tienen que sentirse queridos, valorados y respetados para que puedan desarrollar una personalidad firme y decidida.

El entorno escolar es otro factor que influye enormemente. Cuando los niños tienen alguna característica física que sobresale, como puede ser: ser muy alto o bajito, excesivamente gordo o tener una nariz muy grande, puede convertirse en objeto de burlas de sus compañeros, quienes probablemente le pondrán algún apodo.

Muchos de estos complejos aparecen en la infancia pero se pueden acentuar en la adolescencia, ya que en esta etapa se producen grandes cambios físicos y la personalidad aún no está formada. Los adolescentes son más vulnerables y necesitan la aprobación de los demás para su propia autoestima.

Otro factor a tener en cuenta es la sociedad, que marca unas modas y unos estereotipos de belleza que no se corresponde con la realidad. Esto hace que muchas personas se sientan acomplejadas al compararse con esos modelos que la sociedad impone y nosotros aceptamos, aunque no se ajusten a nuestra forma de ser o vivir.

Hay personas que a lo largo de los años no han sabido superar los complejos de la infancia. No han sabido interpretar ese defecto de forma objetiva y tratan de ocultarlo provocándole angustia y ansiedad.

 

 

 

 

 

 

  3. Tipos de complejos

 

 

 

 

Hay diferentes tipos de complejos aunque los más comunes son los físicos:

- Complejo de Edipo: El complejo de Edipo se produce cuando el hombre compara a todas las mujeres con su madre. Busca una mujer que se parezca a su madre y la rechaza si no se parece o cuando deja de ver en ella esa semejanza.

- Complejo de Electra. En este caso es la mujer la que no logra encontrar el hombre apropiado. Idolatra a su padre y no ve a ningún hombre a la altura de él.

- Complejo de Peter Pan. Lo sufren aquellas personas que no desean crecer ni madurar. Son personas que no quieren enfrentarse a responsabilidades.

- Complejo de Blancanieves. Desean ser el centro de atención y contar con la aprobación de los demás, pero en el fondo subyace un problema de autoestima, inseguridad y sensibilidad a las críticas.

- Complejo de patito feo. Es el complejo más común y se corresponde con los complejos físicos. Lo sufren personas que no están contentas con su aspecto físico y que suelen compararse continuamente con los demás, pensando que los demás son mejores que ellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4. Pautas para superar los complejos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo más importante para superar un complejo es aprender a quererse uno mismo, aceptándose y valorándose tal y como cada uno es, con sus virtudes y defectos. Para lograrlo, busca aspectos positivos de tu personalidad y repasa las virtudes y cualidades que tengas.

No trates de buscar la aprobación de los demás, sino que debes actuar de acuerdo a tus valores y forma de ver las cosas, sin tener que contentar o gustar a todo el mundo y sin sentirte acomplejado por ser diferente o tener ideas distintas. Debes tener claro que tu opinión es más importante que la de los demás.

No te lamentes en público de tus defectos o limitaciones, de esta forma lo único que lograrás es que los demás vean en ti sólo esa parte negativa tuya. Saca lo mejor de ti y no te autodesprecies ni infravalores, piensa también que transmitimos lo que nosotros pensamos y sentimos sobre nosotros mismos.

Confía en ti y en tus valores, no bases tu vida en la apariencia externa y refuerza tu autoestima con pensamientos positivos que te llenen de seguridad y confianza en ti misma. Valórate por lo que eres y no por lo que los demás digan de ti.

 

 

 

 

Para eso la personalidad debe ser serena y aceptable, si alguien no sabe  que es la personalidad, dejemos un repaso.

 

 

 

 

Se puede decir que la personalidad es la forma en que pensamos, sentimos y actuamos. Es lo que hace que ante una misma situación dos personas reaccionen y se enfrenten de forma diferente.

La personalidad determina la forma que tenemos de enfrentarnos al mundo y podemos decir que no existen dos personalidades iguales. La mayoría de los autores coincide en señalar que la personalidad está constituida por factores de origen hereditario y factores ambientales: como el temperamento y el carácter.

 

 

 

 

El temperamento es la parte innata, está determinado por la herencia genética y tienen un papel muy importante la morfología y fisiología de cada persona. Es lo que hace que se tenga cierta tendencia a comportarse de una determinada forma y no de otra. Esto explica que desde que nacen haya niños que son más tranquilos o inquietos, más alegres o serios, etc.

Los factores hereditarios son muy importantes en la formación de la personalidad pero no son decisivos ni incorregibles. No nacemos con una personalidad determinada sino con cierta predisposición a una determinada forma de ser.

El carácter es la parte adquirida, es el resultado de la experiencia, de la educación recibida, el colegio, la familia, los amigos, el ámbito social y cultural, etc. El carácter es más fácil de cambiar que el temperamento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2. ¿La personalidad cambia o es estable?

 

 

 

 

Aunque existe cierta tendencia a comportarse de una forma determinada a través del tiempo, podemos decir que la personalidad cambia a lo largo de la vida. ¿Quién no ha experimentado ciertos cambios en su forma de ser con el paso del tiempo?

Podemos mantener algunos rasgos de nuestra personalidad pero es inevitable que el ambiente, las experiencias vividas, el dolor, las alegrías, etc., vayan modificando y moldeando nuestra personalidad.

Es más fácil que estos cambios se produzcan durante la infancia y adolescencia, ya que en estas etapas de la vida la personalidad aún se está formando y, por lo tanto, es más fácil influir sobre ella

 

 

 

 

  3. Tipos de temperamento

 

 

 

 

Podemos decir que existen diferentes tipos de temperamento y son varias las clasificaciones que se han hecho de ellos. Una de ellas es la que habla de cuatro tipos básicos de temperamento:

- El temperamento sanguíneo: Son personas con mucha vitalidad, alegres, simpáticas, están muy pendientes de todo y tienen mucha facilidad para las relaciones sociales. Se adaptan fácilmente, tienen un gran afán de superación, son muy entusiastas y se ilusionan con todo. Esto hace que se enfrenten a la vida con optimismo e ilusión aunque son poco persistentes y cambian de actividades e ilusiones con facilidad. A veces son impulsivas y poco reflexivas.

- Temperamento colérico: Igual que los anteriores, tienen mucha facilidad para entusiasmarse y vivir la vida intensamente. Sin embargo, estos son más fácilmente irritables y suelen tener reacciones desproporcionadas. Tienen falta de autocontrol y son prepotentes, creen que saben más que nadie. Son muy constantes y muy seguros de sí mismos.

- Temperamento flemático: Suelen tener mucha paciencia y son comprensivos. Reflexionan sus decisiones y piensan mucho antes de actuar. Tienen mucho autocontrol y estabilidad emocional aunque a veces pueden parecer pasivos e indiferentes ante todo lo que les rodea.

 

 

 

 

-       Temperamento melancólico: Son personas con una vida interior rica, es fácil conversar con ellos pero son desconfiados y susceptibles. No les gusta llamar la atención, prefieren pasar inadvertidos, suelen ser inseguros y pesimistas. Tienen un gran sentido de la responsabilidad y les cuesta adaptarse a los cambios.

 

 

 

 

-       4. Características de personalidad madura

 

 

 

 


El primer paso para poder hablar de madurez es conocerse a uno mismo, saber cuáles son nuestras limitaciones y capacidades, aceptarnos como somos pero no resignarnos a no poder cambiar. Veamos algunas de las características más importantes de madurez:

- Tener un equilibrio entre lo afectivo lo racional. No dejarse llevar en exceso por las emociones ni permitir que sea la razón la que predomine. Conseguir este equilibrio va a contribuir a nuestro bienestar y equilibrio interior.

- Dominar los impulsos, es decir, tener capacidad de autocontrol y ser capaz de autorregularse en la expresión de las emociones. A veces actuamos de modo impulsivo, dejándonos llevar por los instintos y actuamos según lo que nos apetezca en cada momento, sin reflexión alguna. Esta forma de comportarnos nos puede llevar a tomar decisiones que nos pueden acarrear consecuencias desagradables y con difícil solución.

- Controlar los cambios de humor y no dejarnos llevar por es estado de ánimo de cada momento. Hacer lo que tenemos que hacer, cumplir con nuestras obligaciones independientemente del ánimo que tengamos.

- Tener una actitud de valoración hacia los demás, aceptarlos como son. Parece ser que las personas que tiene un buen conocimiento de sí mismas tiende a evaluar correctamente a los demás.

- Ser coherentes con lo que se siente y piensa. Esto es ser fiel a uno mismo y actuar según los criterios que uno tenga en la vida.

Es importante tener una actitud abierta al cambio y reconocer en qué tenemos que mejorar o en qué nos hemos equivocado. A partir de aquí estaremos más predispuestos a conseguir ese equilibrio y madurez que nos va a facilitar el paso por la vida.

 

 

 

 

Saqué todos estos datos de la doctora

 

 

 

 

 Trinidad Aparicio Pérez

 

 

 

 

Psicóloga de la clínica Alarcón, Granada

PRM
 
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