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Un poema tiene una magia parecida a los cuentos maravillosos y encantados; esos cuentos ¿sabes?, donde aparecen varitas de oro que de un toque, transforman lo que tocan.
Tienen altas torres con princesas dormidas que esperan las despierten con un beso.Voces y peligros agazapados en los bosques, y senillas que en la noche crecen y crecen en una planta que se anuda a la nube que se va hundiendo en el cielo...Un poema tiene secretas palabras para transformar las cosas. Voces dormidas que esperan, palabras germinales que al leerlas crecen en la imaginación, agrandando el entendimiento para escuchar: comprender otros poemas.Son cuentos con hechizo, cantos de sentimientos y sentidos que espera tu lectura para contarte el secreto corazón de las palabras.
A veces, si lees deprisa, de un solo trago, corriendo para pillar las letras, el sentido de las palabras se escapa: juega a esconderse. Y hay que salir a buscarlas pidiendo tregua. La tregua consiste a veces en leer en voz alta, una y otra vez, en escuchar la voz del que recita, intentando descubrir el escondite que encierra el ritmo, el calor de las palabras.Dar calor y color, saboreando el rumor, escuchando pausas y silencios llenos de eco, como acercar el oído a una caracola. Escuchando y leyendo una y otra vez, hasta que quedan prendidas en la memoria. Los poemas dirán su secreto, tocarán con su varita de oro convirtiendo la letra escrita en canciones con sonidos y silencios, de igual modo que se escucha a los pájaros lejanos sin saber dónde cantan, o la voz del mar que ríe, que llora, que grita y que canta a lo imposible de acallar, una música herida cuando llora su pena en medio de la noche.Así son los poemas: esperar esperando los recuerdos, esperar el reencuentro, la sensibilidad en la imaginación del lector guardando en su emoción el diálogo inacabado.
Para comunicar su amor, eligen el aire de una canción, usando a veces recursos expresivos, ponen un ritmo acompasado en dos elementos contrarios en movimiento, parecidos al ir y venir del mar. Ponen admiraciones para escuchar suspiros, llantos y tonos diferentes. ¡Ay amor!..
Recrean cadenas diciendo las palabras de un tirón casi sin respirar, deteniendo la mirada amorosamente, señalando su ternura, armando diálogos simples y cambiantes como la noche y el día, el mar y el río, el sol y la luna.Al leer los poemas saltarás de alegría al ir descubriendo en la voz que la recita o en la letra que los escribe, que están ahí las llaves mágicas que abren tu alma.Cada vez que vuelvas a sus letras, las leas y releas hasta que las grabes en tu memoria, verás como te llega la imaginación, y la inteligencia de las palabras precisas, el ritmo unido a la emoción de la poesía, dando nombre a las cosas vistas y sentidas de ésa otra manera que se llega al sentir, al latir de cada palabra, al lugar donde el poema que no lo es, se desborda melancólico y sereno.¡Que no soy poeta y quisiera serlo!, que tengo el miedo del que teme, el temor de temer y temer a no temer,Que está la princesa encerrada sin príncipe que la besara, que está encerrada en esta ciudad de penumbras y sombras, sin la luz añorada, el calor que no estaba, con el abrazo de una sonrisa, con la pena alterada, con las alas tronchadas.
Un poema tiene la magia de poder seguir amando recordando y recordar amando. Puede hacerte llorar escribiendo y reír leyendo. Y leo y leo y vuelvo a leer para reírme, pero siempre acabo escribiendo llorando. Tengo un poema en las manos y no se si causará pena, esa pena de poder haber escrito un poema más tierno, que no hubiera sido un poema de invierno.
Cualquier día en cualquier mes de cualquier año, pero en la Alhambra - Pensamientos tras haber paseado un día por la colina encantada, allí si se leen los ojos del que mira si el que ve sabe como mirar, y yo si se mirar al igual que tu. Y se ve claro. Se adivina lo que se siente cuando el aire corta la cara con un viento gélido que en ningún momento nos da frío, y el aroma nos envuelve de tal manera que ciega el sentir, no moja la lluvia sino arropa. Y te preguntas mil cosas que no tienen respuesta,Y yo encontré en ti dos cosas: una pregunta y una respuesta, totalmente distantes pero firmemente unidas.- Podrás preguntarte: ¿Por qué me quieres Pilar?.
- ¿ Por qué se quiere a la gente?. Voy a decírtelo yo,
Se quiere porque sí.. En cuanto al cariño se le pone una condición, deja de ser cariño para convertirse en interés, comodidad u otras mil cosas que no son más que sucedáneos del cariño.- Y ¿por qué te he escogido?- Es como si encontrara otra vez mi juventud. Cuando te oigo hablar, es como si escuchara lo que he dicho hace muchos años. Revivo en ti. No puedes figurarte lo que eso representa. - Antes temía por mis barcos; ahora se que no están solos. Duermen bajo las aguas, mecidos por el suave vaivén de los recuerdos. Reposan en el fondo, al lado de cuanto fue o pudo haber sido. De todo lo hermoso que me dio la vida.No temo, nadie les hará daño. Quedan al abrigo del tiempo y del olvido, bajo la superficie limpia. Duermen ¿sabes? Duermen... -Y despiertan al susurro que envuelve el sentir con un aroma reconocible, el aroma de la juventud que creía perdida y he vuelto a encontrar en ti. Por eso se quiere, por que si. Sin más. Por eso te quiero, y te querré que muy distinto es el querer que el amar. _ Querer es tu y yo juntos hablando, riendo o llorando, pero siempre ahí.Amar eso es algo que cada quien entiende a su manera y no se puede explicar,Como amas tu, que yo lo se, de una manera medio inconsciente pero irremediablemente encantadora. Nunca dejes de amar por que así te vi yo.- Amar es : Caminar el uno al lado del otro y darse cuenta de que los pasos son acompasados; amor es no pensar en sí, sino en el otro, en la felicidad del otro, en el placer y en el bienestar del otro; amar es el tormento de la ausencia, llena de deseos e inquietudes; amor es la serenidad de la presencia, presencia tan colmada que puede incluso prescindir del deseo y la pasión; amor es hacer con naturalidad las cosas más absurdas-__soltar, por ejemplo, una docena de caracoles__ sin pensar en el ridículo; amor es la sencillez absoluta de nuestros gestos, actos y pensamientos; amor es sentirse feliz con el otro, a solas, en medio de la muchedumbre, entre la belleza o la fealdad... No sabría decirte más del amor. Tú eres todo amor. Intuitivamente deberás conocer cuanto te digo, a no ser que no hayas amado nunca.No puedo describir la ciudad encantada:Diré solamente que en su recinto había tres jardines; el de alante, el de al lado y el de atrás.Cuatro paseos; el de las acacias, el de los avellanos, el de los cipreses y el de los castaños.Tres viñas más algunas plantas trepadoras situadas en lugares estratégicos.Seis estanques. Una gruta. Varios paseos secundarios y algunos árboles; que no se como se llaman, pero tan imponentes como el lugar donde un día se plantaron.Escaleras retorcidas y misteriosas, bosques perdidos, escondidos, donde los sueños se hacen suspiros.Miradores en los que tan fácil es mirar como enamorarse de quien los admira.Rincones y recovecos olvidados, dejados de todos y que tienen el encanto de lo imprevisto... Salones donde por arte de magia te puedes convertir en el más fornido guerrero, en el más feliz de los príncipes moros o la más dulce princesa acomodada en su fuente. Esperando el beso galante que la envuelva en el más dulce encantamiento.Y torres galanas donde moran los espíritus errantes que ora lloran, ora cantan.Surtidores de agua que tienen el embrujo para detener tus pasos y mantenerlos a su lado para ver caer el agua, y descubrir que en cada gota, hay mil y un hechizos.Y voces que hablan de amores ocultos; quizá tras el laberinto de setos, una oscura sala o a una puerta que te lleva a otra puerta en las que otras voces solo se escuchan en silencio; cuando tu callas.Perfumes que inflaman tú alma del ansia divina de querer abarcar en su olor todo los aromas, todos los colores; esos que en cualquier momento y en cualquier lugar, retornan a ti, devolviéndote esa mezcla de alegría, tristeza, melancolía, añoranza y fe.Y paz: esa paz que a medida que vas entrando, va cubriéndote, abrazándote en un interminable abrazo del que no quieres salir aunque no entiendas porqué; esa paz que da miedo...pero que ni por un momento estas dispuesto a perder. Esa paz que aún siendo una guerra te da la máxima felicidad. ¡ Así es mi ciudad encantada ¡Sin querer, te haces morador de la Alhambra para siempre; y te guardas en ella un deseo casi inconsciente, y te pides ese deseo en un pozo tan profundo como tu deseo. ¿Sabes?, yo que ya soy moradora de la Alhambra desde hace muchos años, se cual es tu deseo..., quizá porque un día yo pedí uno parecido, o porque..., da igual, se que aquí, es justo donde un día querrás abrir tu baúl.Si, ese que tan repleto tienes de besos no dados, de abrazos no sentidos, de palabras no dichas; y que sin duda como aquel rosal que nunca se plantó, pero que cada primavera florece, florecerán tus besos.No, no es que esté encantada; somos nosotros los que le damos el encanto; ese embrujo, esa magia, pues todo el que pisa sus puertas es rey por un día, trovador y poeta: fantasma de esos lugares. Y al marchar, de una manera casi inocente nos dejamos un trocito del corazón con la esperanza de poder volver un día a recogerlo... o no. Y ya son tantos miles de corazones moradores de esas murallas que por fuerza tiene que ser ciudad de amor, así es como resulta tan fácil enamorarse allí, toda ella es un suspiro; un encantamiento, un hechizo, un conjuro, por eso te llevé yo allí. Y seguro que se me olvida algo, pero aún no se qué cosa es...Un día, te enseñaré una ventana; la ventana donde me siento a ratos, donde dejada caer en su brenca y con la vista fija en la fuente blanca, pequeña y rodeada por su pequeño jardín. Esa ventana de mi alma, la que da a la vida, la que miro en silencio aún cuando no la veo. Donde un atardecer miré aquellos pasos.Me preguntaba si eran los años los que los hacía tan lentos y suaves, o era la tristeza la que los guiaba pausados, serenos y profundos.No te lo puedo concretar.Esfuerzo mis ojos para que miren, pero la oscuridad del atardecer ciega mi mirada. Los cierro cada vez más y más intentando dar nitidez a la imagen, pero no lo consigo...Era una sombra que pasaba y se alejaba como un fantasma. Era como una visión, un sueño, era... claro eso era, ahora lo veo.No me importaba en realidad quien era aquella imagen no, ni de dónde venía, ni siquiera me importaba a dónde iba; me interesó y mucho, la forma de caminar. Caminaba por la vida como los recuerdos en mi alma.Omnipresentes pero a duras penas arrastrando los pies para mantenerse en pie.Recuerdos que siempre están ahí, para poder vivirlos de nuevo, pero también son pasados y siempre callados.Cuando nacen, ni cuenta nos damos; tal es nuestra inocencia, pero después con el paso de los años intentas recuperarlos, y ya no puedes, o no debes.Intentamos por todos los medios guardarlos. Sin perder detalle; ni una voz, ni una mirada, ni el leve roce de unas manos o unos labios... después, basta con evocarlos. Y los evocas casi siempre en un lugar apartado, con una melodía, un olor, una lectura. ¡ Zás !, vuelven a surgir como surge el sol cada mañana, le pese a quien le pese, incluso a nosotros mismos.¡Hay recuerdos!, ¡que lejanos los míos!Aprende ahora que te lo cuento para que no te atrapen un día, aprende que cuanto más piensas en ellos, más se alejan de la realidad, se pierden en el tiempo y se hacen más recuerdos todavía.Yo, cada vez que los revivo, intento organizarlos en mi mente, pero esto me confunde más, todos los que guardo tristes, a veces lo son mucho, pero otras no me lo parecen tanto. Los que creía hermosos son quizá los que más daño me hacen; será porque ya han pasado y no volverán nunca; y, por ser recuerdos no los puedo vivir otra vez. O puede que no lo sean aún y luchen por serlo; les dicen a mi cabeza que los guarde en el corazón, pero este se revela y se agarra a ellos para que no se pierdan nunca y vivan en mi por siempre.¿Sabes?, no volví a ponerme nunca en la ventana de noche, no, no lo hice. Ahora voy de día; para que la oscuridad no me engañe, no me haga recordar tanto; mil cosas que se alejan en el tiempo y que por más que quiera no podré coger otra vez. No hay ventana; apenas unos minutos que me duermo en la columna de mármol y que a falta de tiempo no me deja recordar más que un segundo apenas, así no son recuerdos de soledad, pero te aseguro que te dejan más solo todavía; con dolor y pena que no se nos van del corazón porque son los recuerdos que nunca queremos olvidar y siempre están guardados allí, en la ciudad encantada, corriendo por callejones, escaleras y estanques.Por fuentes y bancos de un paseo interminable, por lagos que presumen con sus cisnes negros, por cuevas oscuras que susurran un “te quiero” que se olvidó, un “adiós” que nadie nunca pudo decir y que se quedó para siempre allí, un beso que suena como eco en cada rincón del más bello palacio, del más bello sueño que algún día recordaras tu también...Dime: ya entraste por sus puertas, ¿has podido olvidar, salir?, ¿no dejaste también tu amor, tu sueño y te has traído los recuerdos?, ¿no lanzaste la moneda con un deseo?, pues, que Dios te los guarde.
Que vivan en ti para siempre, porque es la única manera de que un día yo vuelva a ponerme en mi ventana y mis labios puedan de nuevo sonreír ante la fuente blanca, las acacias florecidas y los jardines perfumados. Haz allí tus recuerdos porque sin duda serán los míos y seremos moradores de la Alhambra otra vez y pasearemos juntos por el entramado de plantas que lleva al amor y seré la más feliz reina del castillo rojo cuando vuestras manos enlazadas, ganen de nuevo Granada como un día la gané yo. Cuando la torre más alta del castillo se incline para vernos pasear, cuando ningún misterio lo sea ya, cuando tengas el tesoro en tus manos y aquel baúl ya no tenga tapa ni cerrojo, cuando todos los reyes moros envidien vuestro tesoro y las flores del Generalífe luzcan hermosas para los dos , cuando la luz de el atardecer ilumine vuestros ojos con el color que más me gusta, el anaranjado y violeta que recuerdo cada día yo aquí en mi corazón, entonces se abrirá la Alhambra y descubrirás cual es el tesoro mejor y más perseguido de cuantos han entrado a sus puertas.
Veras que no hay joyas, ni oro, ni riquezas que se puedan comparar a eso. Que el tesoro mayor de la Alhambra es el amor.
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