PilarAlhambra
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PERFECTOS
Es cierto que vivimos en un mundo negativo donde constantemente nos dicen “que no lo podemos hacer”, que hablar de excelencia es una utopía, que esto es imposible que estaríamos hablando de la perfección y éste es un ámbito que sólo le pertenece a Dios.
Me surge entonces la pregunta: ¿Quién dice que no podemos ser perfectos? ¿Quién se encargó de “correr” éste rumor?. De algo estoy segura, no fue Dios, Él nos creó a imagen y semejanza suya, somos la obra perfecta de Él, entonces porque creer que somos imperfectos.
¡Vivir sin errores!, Sí. Claro que no es fácil por eso es que se ha difundido éste rumor. Pero está en nuestra naturaleza esa sublime expresión humana que revela que somos perfectibles, nuestra potencialidad es infinita. Tenemos la capacidad de equivocarnos, para nunca dejar de aprender, tenemos la opción de sufrir injusticias para que ofendidos nos levantemos y luchemos por un espíritu superior forjando un mundo mejor.
Vivimos en un país maravilloso en donde la verdadera riqueza no es ni el dinero, ni los monumentos, ni su increíble geografía, ni la gran cantidad de recursos, la verdadera y maravillosa riqueza somos nosotros los hombres, porque en nuestras manos esta la decisión de vivir en la excelencia, que no es otra cosa, sino la calidad de nuestra vida, nuestra actitud, calidad que define a los que trascienden a su tiempo. El hombre es un ser de realización diaria, en constante evolución.
Escribo este mensaje con la finalidad de despertar en los jóvenes la inquietud necesaria, para que se den cuenta que para lograr una vida de calidad, se requiere desarrollar personas de alta calidad. Para los que la juventud ya se pasó al menos en años cumplidos, recordar que la calidad que tenemos hay que alimentarla, enriquecerla porque es viable y necesaria, muy necesaria.
“Si alguna vez habéis caminado por una ciudad, habréis admirado las estatuas de personajes, que en su tiempo fueron criticados y que a pesar de ello lucharon por su ideal para darnos una nación mejor, en cambio estoy segura que nunca has visto un monumento a un criticón o aun conformista”.
La crítica y los rumores mal intencionados sólo sirven para obstaculizar el esfuerzo, de aquellos que alcanzan la calidad total o que luchan por alcanzarla. No debemos ser de los que se atemorizan ante la adversidad y el fracaso, de los que nunca intentan nada, aquellos que siempre tienen pretextos y excusas, que se sientan pasivamente en el balcón a contemplar el desfile de los triunfadores. Ahora más que nunca se requieren seres humanos de calidad que estén por encima de cualquier caos, son los indispensables para construir una sociedad de Calidad y como consecuencia, seres que no se limiten nada más a criticar lo que esta mal, sino seres que marquen senderos, que encaucen el logro de ideales. El corazón del hombre ha podido avanzar gracias a los pocos que han entendido su compromiso histórico. A los que han entendido que solo hay dos caminos, el amor y el odio y que estos dan mil ramificaciones que desembocan en otras mil ramas mas, sentimientos, actos, obligaciones, deberes…..
La mujer que habla ya no es la mujer de hace 20 años, ni la de hace 5, ni la de hace 1, es la de ahora, hoy es nuestro turno, nos urge ser líderes de calidad que no se vendan al poderoso, al dolor, ni trafiquen con sus valores, hombres y mujeres dispuestos a morir de pie en defensa de sus ideales, de sus sueños y que estén dispuestos a heredar un mundo interior mejor.
Recordemos que la vida es nuestro trabajo, la educación recibida, son nuestros padres, son nuestros hijos, son los alimentos de todos los días, son nuestros amigos, es la libertad, es nuestro hogar. La vida también es de los niños de la calle, de los extraños que deambulan por la ciudad, de los marginados sin futuro, La vida también es el lugar donde de cada 10 niños 7 no terminan la primaria y 1 de cada 200 llega a cursar estudios profesionales, esto nos debe mover a la acción para abatir la pobreza, para erradicar la injusticia que explota al desamparado, luchar contra una autoridad que no ha entendido en muchos años su función.
De un grupo de 100 personas de 25 años de edad con características similares, dispuestos a afrontar, el futuro con el entusiasmo y la fe que da la juventud, lo más lógico es pensar que con ese empuje el éxito está asegurado, pero ¿sabes lo que pasa con éstas 100 personas 40 años después?:
+ 1 de ellos habrá logrado riqueza en todos los aspectos.
+ 4 tendrán resuelto satisfactoriamente el problema económico.
+ 5 tendrán que trabajar hasta los 65 años de edad para sostenerse.
+ 36 por ley natural estarán muertos, y
+ 54 (la mayoría) se encontrarán en la quiebra total o dependiendo de terceras personas.
Es decir, serán miembros del club de los “40-40-40” (que trabajaron 40 horas a la semana durante 40 años y se jubilaron percibiendo el 40% de su sueldo).
De modo que, físicamente estarán vivas pero moralmente muertos, es decir, sólo el 55 de ellos habrá tenido éxito y el 95% restante habrá fracasado.
La mayoría de la gente actúa por inercia siguiendo la pauta que le marcan los demás, sin saber exactamente lo que pretende ni como lograrlo, a otros les afecta el que dirán. El problema radica en que son conformistas, en que su manera de vivir se basa en “irla pasando más o menos”.
La realidad es que desde que somos pequeños fuimos educados de una forma negativa, y lo seguimos siendo, porque a veces, no demostramos ni nos demuestran con hechos lo que exigimos o nos exigen con palabras.
Es por eso, que la inmensa mayoría de la gente, le echa la culpa a las circunstancias y en algunos casos llega al extremo de creer que todo se debe a su mala suerte.
Cuando éramos bebes no existían los imposibles, nuestra curiosidad no tenía límites, si nos proponíamos alcanzar un objeto que aparentemente estaba fuera de nuestro alcance, lo intentábamos una y otra vez, sin importar cuantas caídas sufriéramos para lograr nuestro objetivo. Nuestra mente no estaba contaminada por el NO PUEDO, éramos entusiastas, alegres y optimistas, llevábamos implícita la calidad.
La realización es la expresión plena de nuestras potencialidades, y el único cambio para lograr la calidad es tener el valor y el coraje de extraer lo mejor de nosotros mismos, el fracaso asimilado hace el éxito, los triunfadores saben que es el camino más seguro para lograr la calidad total.
La madurez es la gran capacidad del ser humano de cambiar, para ser mejor.
Que no nos suceda lo que a mucha gente, que quiere tiempo cuando éste se la ha acabado. ¿Cuál sería el ultimo deseo de un moribundo?, seguramente pediría una semana más para hacer todo lo que no hizo en su vida.
No necesitamos estar en un lecho de muerte para tomar la decisión de hacer todas aquellas cosas que no nos hemos atrevido a realizar. Lo único que necesitamos es valor para intentar ser mejores. “Tu eres lo que piensas que puedes ser”, recuerda que “el éxito comienza con la voluntad del hombre”.
Debemos ver el amanecer de cada día, pensando en la interesante aventura que está a punto de iniciarse.
Todos los días son diferentes y debemos incorporar a nuestra filosofía el deseo de vivir el día de hoy intensamente, dando lo mejor de nosotros mismos y buscando siempre la excelencia.
Si nuestra meta es buscar la excelencia en nuestra calidad de vida, recordemos el cuento del un viejo sabio
: A él acudía todo el pueblo cuando tenía algún problema o necesitaban de algún consejo. Sucedió que había unas personas que nos les agradaba la popularidad del viejo sabio y se confabulaban para ver de que manera podían hacerlo quedar mal ante a gente del pueblo.
Y un día después de mucho pensar, a uno de ellos se le ocurrió el plan perfecto para ridiculizar al viejo sabio y dijo:
“Vamos a ver al anciano y llevaremos escondido entre las manos un pajarillo vivo, le plantearemos la siguiente pregunta:
“Dinos anciano tú que todo lo sabes, el pajarillo que está en mi mano está vivo o muerto? Si contesta que está vivo simplemente aprieto la mano y se lo muestro, te equivocaste pues está muerto y si dice que está muerto sólo abro mi mano y lo dejo volar, no eres tan sabio te equivocaste”.
No había fallo, tenían según ellos el plan perfecto para desacreditar al viejo sabio, y así contentos se presentaron ante él formulándole la pregunta.
El anciano se les quedó mirando con esa mirada que sólo los grandes hombres tienen y sonriéndoles contestó: “Yo no te voy a decir si el pajarillo que tienes entre las manos está vivo o muerto, pero sí te voy a decir que la vida de ese pajarillo está en tus manos”.
Y así de la misma manera análoga, en las manos de todos nosotros está la decisión de vivir en la excelencia o de ser muertos vivientes.
Yo decido vivir en la excelencia, pero en la excelencia de tener una vida interior, la que de verdad me importa, la exterior, esa solo es temporal, modelable y muy frágil. Recuerdo a una amiga bastante negativa y muy dada a pensar sin reflexionar, hablábamos bastante de temas “serios” “conversaciones profundas” como las llamábamos nosotras, lógicamente acababan fatal, ella se sentía mal y yo terminaba metiendo mi sentido del humor que en muchas de esas ocasiones ella me decía que era macabro; yo no lo creo así.
Un día me dice, en serio crees que se puede dejar de envejecer? Y le respondí que si. Cómo?, me preguntó, y como la conozco, como se que no mira en su interior nunca le contesté; hora mismo puedes tirarte por el balcón, así no envejecerás mas. Claro, evidentemente me decía que nunca se podía hablar en serio conmigo, pero ella no sabe lo serio que hay en mis palabras tenía que acabar por recordarle que también tenia una vida interior y es esa la que había que cuidar que no envejeciera nunca porque en ella está la profundidad humana.
Este interior, lo profundo, emerge cuando el ser humano se detiene, calla, comienza a mirar dentro de sí y a pensar seriamente. Cuando se plantea cuestiones decisivas como: ¿qué sentido tiene mi vida, todo ese universo de cosas, de aparatos, de trabajos, de sufrimientos, de luchas y de placeres? ¿Hay vida más allá de la vida, ya que tantos amigos murieron, a veces de forma absurda, en accidentes de automóvil o por una bala perdida? ¿Por qué estoy en este planeta pequeño, tan hermoso, pero tan maltratado? ¿Porque estamos enfermos, sanos, o mitad y mitad?
¿Quién ofrece respuestas? Por lo general son las religiones y las filosofías, pues siempre se ocupan de estas cuestiones. Pero es ilusorio pensar que con asistir a los cultos o con adherirse a alguna visión del mundo se garantiza una vida interior buena. Todo eso importa, pero sólo en la medida en que produce una experiencia de sentido, una conmoción nueva y un cambio vital.
La vida interior no es monopolio de las religiones. Éstas vienen después. La vida interior es una dimensión de lo humano. Por eso es universal. Está en todos los tiempos y en todas las culturas.
Las religiones cumplen su misión cuando suscitan y alimentan la vida interior de sus seguidores, cuando les ayudan a hacer el viaje a su interior, rumbo al corazón, donde habita el Misterio. Vida interior supone escuchar las voces y los movimientos que vienen de dentro. Hay un yo profundo, cargado de anhelos, búsquedas y utopías. Sentimos una exigencia ética que nos invita al bien, no sólo personalmente, para uno mismo, sino también para los otros.
Hay una Presencia que se impone, mayor que nuestra conciencia. Presencia que habla de aquello que realmente cuenta en nuestra vida, de aquello que es decisivo y que no puede ser delegado en nadie. Cuidar esa presencia, cultivar ese espacio es tener vida interior. El efecto más inmediato de esta vida interior es una energía que permite encarar los problemas cotidianos sin excesiva agitación. Quien posee vida interior irradia una atmósfera benéfica y transmite paz a quienes le rodean.
Alimentar la vida interior, es no tener soledad nunca más. La soledad es uno de los mayores enemigos del ser humano, porque lo desenraíza de la conexión universal. La vida interior lo religa al Todo del cual es parte.
Si conocemos y amamos esa vida interior, si somos capaces de enriquecerla cada día y echar mano de ella cuando las cosas no van del todo bien, y si yendo bien aun mas le echamos mano, quién me dice no debemos, quién me dice no queremos, quién dice que no podemos? La calidad de la vida, la que todos, está constituida por externos, partículas que vamos recogiendo durante años y las fundimos haciendo una argamasa rara y que usamos para vestirnos cada día, como repetición de lo que vemos el día anterior en la gente que nos cruzamos por las calles, nos lo aprendemos de forma automática, sin esfuerzo ni trabajo, como una fotocopia que vestimos para mostrarla como si fuera un premio otorgado… al mas tonto diría yo.
La vida interior, esa siempre viene sin manual de uso, sin folleto explicativo, sin fotocopias, la vida interior y con calidad se fabrica desde dentro, sin mentira, sin interés, sin medida. Puede ser mejor o no, pero genuina, intransferible e irrepetible, pero se nos olvida mirar, se nos pasa el detalle de antes de… echarle un vistazo y actuar según dictamine ella.
Somos malos guionistas de la película de la vida y sin embargo, tenemos el mejor reparto, los mejores efectos y los dejamos pasar como el que ve agua correr y no recoge una poquita sabiendo a ciencia cierta que en algún momento… tendrá sed.
Somos pasajeros del vuelo sin destino y nos asusta la altura sin ver que el cielo está bajo nuestros pies. Somos constructores de recuerdos y solo somos conscientes de ellos cuando hay que recordarlos y no mientras los estamos construyendo.
Somos personas con defectos y virtudes que buscan respuestas y no soluciones.
Somos únicos, irrepetibles, inteligentes, superdotados, sabios, perfectos, solo tenemos que pararnos y darnos cuenta de ello y sacarle el mejor partido.
No me digas entonces que tu enfermedad coarta tu vida, no me lo digas porque no me lo creo, lo que ocurre es que esta enfermedad nuestra entra de a poquito, se instala en nosotros de forma infinita y se apodera de nuestro cuerpo, pero tu cuerpo, el mío y el de otras muchas personas no es el todo. Qué te queda de ti? Adentro, donde nadie puede mirar? Nada
Solo estas enferma no muerta, pero se hace más cómodo morir para todos, sentir la compasión de la familia y los amigos tener la excusa perfecta no para hacer lo que de verdad no puedes hacer sino lo que crees que no puedes hacer, tienes excusa para ti misma que es lo peor de todo. Y ya se, no me lo recuerdes que también yo sentí así, a mi también me dolía vivir, también sentí la tristeza y la desesperanza, la vergüenza y la incomprensión, pero soy dueña de mi, de mi persona, a mi cuerpo no le puedo ordenar que no duela pero a mi persona si le ordeno ser fuerte, valiente y plantarle cara, si mi vida exterior está hoy limitada he hecho que mi vida interior sea ilimitada, he firmado con ella un pacto de paz de orden y de amor, hoy me adoro.
El dolor sea cual sea su origen y su nacimiento lo sustituyo por la excelencia de mirar en mi adentro y sonreírme, sentirme contenta y feliz, capaz quizá no de luchar al 100% en cada batalla pero si de estableces estrategias que con menos luchas me lleven a la victoria de la guerra.
Todo ser humano tiene un sentir, un padecimiento y bajo ningún concepto debemos permitir que nos dirija, jamás hay que darle tregua porque seguramente acabará por tragarnos enteritos, en el interior, donde cada uno de nosotros miramos de cuando en cuando está la solución. Busca cualquier cosa que llene ese interior plenamente y tu fuerza será infinita, indestructible más allá del adiós. Si desde dentro sonríes la luz te muestra el camino.
Vivamos la excelencia de poder ser dueños de nuestro interior por encima de un cuerpo, un dolor o una situación, si somos pacientes en un momento de ira, escaparemos a cien días de tristezas.
( Alhambra)
Granada 18 de Mayo de 2008
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