PilarAlhambra
  EL REY HIRAM
 

Hiram Abiff, según la leyenda masónica de la Maestría Masónica, desciende del dios de la Luz en su expresión de Iblis, Samael…, permaneciendo ligado con el dios de la Luz o cornudo de la Iniciación Primordial del paleolítico superior.

Cuando en la iniciación o exaltación a la Maestría del Rito Escocés Antiguo y Aceptado el aspirante se tumba en la tumba simbólica de Hiram Abiff, se impregna de su espíritu luciferino y reproduce la transformación en el dios de la Luz o cornudo de la Iniciación Primordial, acto que después le ayuda a completar la iniciación.

En el Antiguo y Primitivo Rito de Memphis-Misraïm, Rito masónico mucho más minoritario que el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, al héroe Hiram Abiff le sustituye otra expresión del dios de la Luz: Osiris.

Tanto en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado como en el Antiguo y Primitivo Rito de Memphis-Misraïm, existe una gran riqueza histórica y unos grados de iniciación utilizables, por ello presentes en más de un caso como el de Hiram Abiff y su leyenda en el Rito Operativo de los Iluminados de Baviera de la Orden Illuminati y en el Rito Operativo de Memphis-Misraïm de la Societas OTO, los dos Ritos iniciáticos del Sistema de iniciación denominado Rojismo.

En este espacio, en varias ocasiones, se ha hecho mención de la leyenda de Hiram Abiff. Así, pues, nos resta darla a conocer. Conozcamos la historia y desarrollo de la más bella e iniciática leyenda masónica-iluminista-rojista jamás contada, en este apartado.


HIRAM ABIFF EN LA BIBLIA

De entre los varios personajes que con este nombre son llamados en la Biblia, el que los masones consideran maestro de maestros es Hiram Abiff, natural de Tiro, artesano fundidor y héroe de la leyenda masónica asociada al grado Maestro. La historia de Hiram Abiff que aparece en el Antiguo Testamento de la Biblia o en la Torah hebrea es la siguiente.

Cuando los hebreos volvieron a la tierra prometida, el rey David comenzó a construir el Templo de Jerusalem, el Templum Domini (El Templo del Señor). Tras la muerte del rey David, su hijo el rey Salomón, bajo la influencia del profeta Natán, prosiguió la construcción del templo. El lugar elegido para la construcción fue el famoso Monte Moria (relacionado con el término mara, es decir, visión, revelación).

En la obra, Salomón contó con la ayuda de un amigo de su padre David, Hiram, rey de Tiro en el siglo XI ANE, quien aportó una cantidad de material considerable para el edificio (oro, cipreses, cedros), acercándolos por mar al punto más próximo a Jerusalem. El rey Hiram de Tiro también le prestó algunos masones a Salomón para que éste culminase la gran obra que suponía la construcción del templo. Y Salomón como recompensa concedió al rey de Tiro la posibilidad de sacar de sus estados cada año 20.000 medidas de trigo, 20.000 de aceite…, entregándole unas veinte ciudades de Galilea y enviándole obreros para sus necesidades.

Hiram de Tiro, repleto de afecto, por último, le envió a Salomón un artista en quien moraba el espíritu de la sabiduría. Hijo de una mujer de la tribu Neftalí y de un trabajador del latón llamado Ur (fuego, luz), de nombre Hiram (vida eterna) y Abiff (padre mío, el fundidor), Hiram Abiff era un Maestro “lleno de sabiduría, de entendimiento y de conocimiento para hacer toda suerte de obras de bronce; y vino al rey Salomón, y fue quien hizo para él toda su obra”. (I Reyes, 7, 14).

Los obreros masones de Hiram Abiff quedaron divididos en aprendices, compañeros y maestros, y cada grado poseyó unos signos, unos toques y unas palabras secretas.

El Antiguo Testamento de la Biblia, sobre la evolución de la obra, nos dice:

“Hiram Abiff fundió dos columnas de bronce. Tenía cada una dieciocho codos de alto, y un hilo de doce codos era el que podía rodear cada una de las columnas. No eran macizas, sino huecas; el grueso de sus paredes era de cuatro dedos. Fundió capiteles de bronce para encima de las columnas; de cinco codos de altura uno y de cinco codos de altura el otro... Erigió primero la columna de la derecha y le dio el nombre de Jakin, y luego la columna de la izquierda y le dio el nombre Boaz. Como remate de las columnas había una especie de lirio. Así fue acabada la obra de las columnas”. (I Re 7, 15-22).

Según el Antiguo Testamento, tras esto, Hiram Abiff preparó más decoración del templo, fundiendo las obras en una conocida explanada cercana al Jordán.

Una cuestión distinta a la Biblia es la leyenda masónica del grado Maestro que tiene relación con Hiram Abiff.


LA LEYENDA LUCIFERINA DE HIRAM ABIFF

La leyenda de Hiram Abiff que aparece en la Maestría Masónica explica que estando cerca la terminación del templo, Salomón encargó a Hiram Abiff que realizase el diseño de todas las obras de decoración del templo. Éste instaló el taller de fundición en una explanada no lejos del Jordán y otorgó a los masones tres categorías: Aprendiz., Compañero y Maestro, enseñándoles signos, toques y palabras de paso. Habían 70.000 aprendices, 8.000 compañeros y 3.600 masones.

Cuando el templo estaba a punto de ser terminado, la reina de los sabeos Balkis, princesa cuya belleza era célebre en todo Oriente, viajó a Jerusalem para conocer a Salomón, pero el encuentro no resultó del todo afortunado. Balkis, tras conocer por el cuervo Hud-Hud un asunto relacionado con la cepa de vid que se encontraba junto al altar, recriminó a Salomón: “para asegurar tu propia gloria has violado la tumba de tus padres; y esta cepa...”. Y éste respondió con serenidad “que en su lugar elevaré un altar de porfirio y de maderas de olivo, que haré decorar con cuatro serafines de oro”. “Esta viña -dijo Balkis- ha sido plantada por Noé, tu antepasado. Al levantarla de cuajo has cometido un acto de rara impiedad. Por ello, el último príncipe de tu raza será clavado en este madero como un criminal. Pero el suplicio salvará tu nombre del olvido y hará llover sobre tu casa una gloria inmortal”. Balkis añadió que quería conocer a Hiram Abiff y, finalmente, lo consiguió. Tras conocerlo, argumentó que deseaba conocer a los masones y Salomón se negó. Pero el genial Maestro por excelencia, Hiram Abiff, subió en ese instante a un bloque de granito y con la mano derecha realizó un signo parecido a la T, relacionado con Tiro, Tubalcaín...; y los masones se reunieron y guardaron un silencio y una quietud asombrosos.

Algunos días después de los hechos narrados, Bedoni, ayudante y fiel discípulo de Hiram Abiff, sorprendió a tres compañeros: Fanor el sirio (albañil), Anru el fenicio (carpintero) y Matusael el judío (minero), planeando sabotear la obra. Y la obra resultó momentáneamente saboteada, provocando que un Bedoni desesperado por no haber advertido a tiempo a Hiram se lanzase a la ardiente lava. Hiram Abiff, desolado por el fracaso, se retiró llorando y entonces soñó el sueño más importante de su vida. Tubalcaín lo transportó al Monte Zión y al centro de la tierra y le transmitió la tradición luciferina más pura y excelsa:

“De la fundición que brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se alza una sombra luminosa. El fantasma avanza hacia Hiram, que lo comtempla con estupor. Su busto gigantesco está presidido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornan sus brazos desnudos; su cabeza bronceada encarnada por una barba cuadrada, trenzada y rizada en varias filas, va cubierta por una mitra de plata dorada; sostiene en la mano un martillo de herrero. Sus ojos, grandes y brillantes, se posan con dulzura en Hiram y, con una voz que parece arrancada de las entrañas del bronce, le dice:

-Reanima tu alma, levántate hijo mío. Ven sígueme. He visto los males que abruman a mi raza y me he compadecido de ella...
-Espíritu, ¿quién eres? (pregunta Hiram)
-La sombra de todos tus padres, el antepasado de aquellos que trabajan y que sufren. ¡Ven! Cuando mi mano se deslice sobre tu frente, respirarás en la llama. No temas nada. Nunca te has mostrado débil...
-¿Dónde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿Adónde me llevas? (dice Hiram)
-Al centro de la tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el palacio subterráneo de Enoc, nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris...
-¡Potencias inmortales! (exclama Hiram) Entonces es verdad. ¿Tú eres...?
-Tu antepasado, hombre, artista..., tu amo y tu patrono. Yo fui Tubalcaín.

Llevándole como en un sueño a las profundidades de la tierra, Tubalcaín instruye a Hiram Abiff en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego.

En el seno de la tierra, Tubalcaín muestra a Hiram la larga serie de sus padres: Iblis, Caín, Enoc, Irad, Mejuyael, Matusael, Lamec, Tubalcaín...

Y entonces le transmite a Hiram la tradición luciferina: Al comienzo de los tiempos, hubo dos dioses que se repartieron el Universo, Adonai, el amo de la materia y el elemento tierra, e Iblis (Samael, Lucifer, Prometeo, Baphomet), el amo del espíritu y el fuego. El primero creó al hombre del barro y lo animó. Iblis y los Elohim (dioses secundarios) que no quieren que éste sea un esclavo de Adonai, despiertan su espíritu, le dan inteligencia y capacidad de comprensión. Mientras Lilith (hermana de Iblis, Samael, Lucifer, Baphomet...) se convertía en la amante de Adán (el primer hombre) enseñándole el arte del pensamiento, Iblis seducía a Eva y la fecundaba y, junto con el germen de Caín, deslizaba en su seno una chispa divina (según las tradiciones talmúdicas Caín nació de los amores de Eva e Iblis, y Abel de la unión de Eva y Adán).

Más tarde, Adán no sentirá más que desprecio y odio por Caín, que no es su verdadero hijo. Caín dedica su inteligencia inventiva que le viene de los Elohim, a mejorar las condiciones de vida de su familia, expulsada del Edén y errante por la tierra.

Un día, cansado de ver la ingratitud y la injusticia, se rebelará y matará a su hermano Abel.

Caín aparece ante Hiram Abiff y también le explica su injusta situación, añadiendo que en el curso de los siglos y los milenios, sus hijos, hijos de los Elohim e Iblis, trabajarán sin cesar para mejorar la suerte de los hombres, y que Adonai, celoso tras intentar aniquilar a la raza humana tras el diluvio, verá fracasar su plan gracias a Noé, que será “avisado por los hijos del fuego”.

Al devolver a Hiram a los límites del mundo tangible, Tubalcaín le revela que es el último descendiente de Caín, “último príncipe de la sangre” del Ángel de Luz e Iblis, y que Balkis pertenece también al linaje de Caín, que es la esposa que le está destinada para la eternidad”.

Tras regresar al templo conducido por Tubalcaín, Hiram Abiff está aturdido por el sueño y las visiones, acaba la obra y se une a Balkis.

Casi terminadas las obras del Templo de Jerusalem, tres compañeros que veían difícil ser admitidos en la Maestría Masónica, decidieron conseguirla por la fuerza. Apostados cada uno en una puerta del templo, invitaron a Hiram a desvelar sus secretos. Como éste no quiso revelarlos, cada uno le asestó un golpe (uno con una regla sobre el gaznate, otro con una escuadra de hierro sobre el pecho izquierdo y un tercero con un mazo en la frente) y lo hirieron de muerte. Los asesinos escondieron el cuerpo sin vida de noche en un bosque, plantando sobre su tumba una rama de acacia (símbolo de la inmortalidad y la Maestría). Hiram fue descubierto y vengado. Su cuerpo reposó en el Monte Zión, a unos pocos metros de la Puerta de Zión.


LEYENDA Y TRADICIÓN LUCIFERINA

Hemos apreciado varias cuestiones de interés: Hiram Abiff en la Biblia, la leyenda de la Maestría Masónica, el luciferismo de Hiram Abiff y sus antepasados, la tradición luciferina, etc. Repasemos algunos puntos de sumo interés.

El árbol genealógico de Hiram Abiff, según la tradición luciferina es:

1. El Dios Supremo y Desconocido
2. Iblis (Samael, Prometeo, Lucifer, Baphomet…) y Eva
3. Caín y Lebuda
4. Enoc y Naema
5. Irad y Naema
6. Mejuyael y Naema
7. Matusael y Naema
8. Lamec y Tsilla (Sela)
9. Tubulcaín y Naema
10. Ur y una viuda
11. Hiram Abiff y Balkis

Y la genealogía de Hiram Abiff de la tradición luciferina que acabamos de describir, sin lugar a duda, por tanto, se puede considerar totalmente “luciferina” o ligada al dios de la Luz por varios motivos:

-Hiram, el fundidor de Tiro, era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí (I Reyes, 7-13) o de Dan. Esas dos tribus hebreas fueron las que volvieron al becerro de oro y renunciaron al elaborado por Moisés. Un hecho significativo.

-Hiram tuvo por padre a un tirio, también fundidor, llamado Ur. En hebreo, esa palabra significa “Luz”. Recordemos la importancia de la Luz con mayúsculas en toda la ruta luciferina.

-La leyenda de Hiram nos cuenta que éste fue instruido, durante un descenso al centro de la tierra, por Tubalcaín, su antepasado fundidor. Y Tubalcaín, por cierto la palabra de paso en la Maestría Masónica, es citado en el Génesis 4-22 de la siguiente forma: “Sela parió a Tubalcaín, forjador de instrumentos cortantes de bronce y de hierro. La hermana de Tubalcaín era Naema”. El rabí Simeón (a quien se atribuye el Zohar, el principal libro de la Cábala) nos aclara: “Naema era la madre de todos los demonios (sic), porque procedía del lado de Caín”. Naema es hermana y esposa de Tubalcaín, lo mismo que Isis es hermana y esposa de Osiris.

-Tubalcaín es un antepasado cercano de Hiram Abiff y la séptima generación nacida de Iblis (Samael, Prometeo, Lucifer, Baphomet…), el dios de la Luz y Ángel de Luz en la tradición judía, como se puede ver en el árbol genealógico de la tradición luciferina descrito más arriba. Con lo cual, podemos asegurar que Hiram Abiff tenía por antepasado directo a Tubalcaín e Iblis, el dios de la Luz.

-Todo lo expuesto no sólo muestra que Hiram Abiff pertenece a una genealogía “luciferina”, sino una clara ligazón de éste y sus antepasados con el dios de la Luz, llamado como hemos dicho Iblis (Samael, Lucifer, Baphomet, Prometeo…).

Los misterios relatados pertenecen a la Iniciación Primordial que fue a parar a las masonerías operativas de Egipto, de Israel… Recogidos por el escocismo y memphis-misraïm, por los Ritos de la Orden Illuminati y la Societas OTO, por el Sistema denominado Rojismo, esos misterios son fundamentales en la iniciación.

El deber de los iniciados es “descubrir” la auténtica tumba de Hiram Abiff para poseer su Luz y sus misterios. Así descubren de quien descienden y quienes son, alcanzando la transformación y la iniciación completa. La mayoría de buscadores de la tumba de Hiram Abiff dirigen sus pasos hacia el interior del templo, mientras otros, encabezados por el Rojismo y los Illuminati de todos los tiempos, los dirigen hacia el Monte Zión y las entrañas de la tierra.

 

 

 

 

 

REY HIRAM

 

EL MISTERIO DE LOS ROSACRUCES

 

 

 

 

 

Rudolf Steiner autor del articulo y fundador de la Sociedad Antroposofica.

 

Hemos hablado en otras oportunidades sobre distintos mitos cuyas imágenes contienen verdades esotéricas. Estos mitos se dieron antes a los hombres, para transmitirles, en forma de imágenes, verdades esotéricas para las cuales no estaban maduros todavía. Las imágenes se apoderaban del Cuerpo Causal, preparando así a los hombres para que comprendieran aquellas verdades de encarnaciones posteriores.

 

Hoy referiré una leyenda esotérica que data sólo de pocos siglos atrás, y que aún sigue viva en múltiples aspectos.

 

Al comienzo del siglo XV apareció en Europa una personalidad que en Oriente había sido iniciada en ciertos secretos, CHRISTIAN ROSENKREUTZ. Antes de que terminara su encarnación de entonces, había iniciado a un pequeño grupo de personas, -apenas más de diez-, en la materia de su propia iniciación, es decir, los había iniciado como en aquel entonces era posible iniciar a un hombre europeo.

 

La pequeña hermandad que se dio el nombre de "Hermandad de los Rosacruces" -Fraternidad Rosae Crucis-, difundió un determinado mito a través de otra hermandad más amplia y más esotérica. Christian Rosenkreutz mismo había revelado en los más recluido de los Misterios Rosacruces, ciertos secretos sólo perceptibles para los hombres que antes habían adquirido la preparación necesaria. Pero, como dijimos, en la pequeña hermandad no fueron más de diez; ellos fueron los verdaderos Rosacruces iniciados. Las enseñanzas de Christian Rosenkreutz, no eran apropiadas para todos, pero se transmitieron al mundo en una especie de leyenda. Desde que se dio a conocer el comienzo del sigo XV, fue relatada en amplios círculos, pero la interpretación se redujo a los círculos más íntimos, maduros para ello.

 

El contenido del mito es más o menos el siguiente:

 

En tiempos remotos uno de los Elohim creó al ser humano, al que le dio el nombre de Eva. Este Elohim se unió con Eva que dio a luz a Caín. El Elohim Javé o Jehová creó a Adán. También Adán se unió con Eva y de esta alianza nació Abel. De manera que Caín es directamente un hijo divino, mientras que Abel es el descendiente de Adán, creado como ser humano, y Eva. El Dios Javé recibía con agrado las ofrendas de Abel, pero no las de Caín que no había nacido por su voluntad. La consecuencia fue que Caín, envidioso, cometió fratricidio, asestando el golpe mortal a Abel. Por ello fue excluido de la comunidad de Javé. Se retiró a otra región lejana donde fundó una generación propia.

 

De la alianza de Adán y Eva nació Seth, destinado a reemplazar a Abel. También la Biblia nos habla de Seth. De este modo se formaron dos generaciones humanas: la generación de Caín, descendiente de Eva y el Elohim, y la otra, descendiente de una pareja netamente humana que se había unido según la voluntad de Javé.

 

De la generación de Caín provienen todos los que han creado las artes y la ciencia en la tierra, por ejemplo, Metusael, el inventor de la escritura, la escritura Tau, y Tubal-Caín quien enseñó al ser humano a trabajar los minerales metalíferos y el hierro. Así se generó esta línea de la humanidad creada directamente por el Elohim, ella era la portadora de las artes y las ciencias.

 

De esta rama genealógica procedió también Hiram que fue el heredero de lo que, en el correr de los tiempos, los hijos de Caín habían acumulado en saber, arte y técnica. Hiram fue el arquitecto más grande y magnífico que se pueda imaginar. De la segunda línea, la generación de Seth, nació Salomón que se distinguía en todo lo que provenía de Javé o Jehová. Poseía la sabiduría del mundo, todo lo que puede brindar la sabiduría serena, luminosa, esclarecida, propia de los hijos de Jehová. Esta sabiduría se expresa con palabras que llegan al corazón de los hombres, lo elevan, pero no puede realizar una obra concreta en cuanto a la técnica, al arte y la ciencia. Fue una sabiduría directamente inspirada por el Dios, no fue elaborada por el hombre, no surgió de la pasión humana, ni brotó de la voluntad del hombre.

 

Esta última era de los hijos de Caín, de los descendientes directos del otro Elohim que fueron los trabajadores severos queriendo elaborarlo todo ellos mismos. Ahora bien, Salomón decidió construir un templo, y encomendó la obra a Hiram, el arquitecto de la línea de Caín. Fue justamente en el tiempo en que Balquis, la reina de Saba, visitó a Jerusalén, porque había oído hablar tanto del sabio Salomón. Y realmente quedó profundamente impresionada de la alta sabiduría esclarecida y de la hermosura de Salomón. Este le pidió la mano y ella aceptó desposarse con él.

 

La reina se enteró también de la construcción del templo y quiso conocer al arquitecto Hiram. Cuando lo vió, recibió inmediatamente una honda impresión quedando cautiva por su mirada, lo que produjo una tensión de celos entre Hiram y Salomón, el sabio. El rey hubiera deseado deshacerse de Hiram, pero lo necesitaba para terminar el templo. El templo se terminó en la fecha indicada, faltándole sólo una cosa: el mar de bronce. Este, obra maestra de Hiram, representaría el océano labrado en bronce, y serviría como adorno del templo. Hiram había preparado maravillosamente la mezcla de los metales, y todo esta listo para la fundición. A estas alturas de la obra, se inmiscuyeron tres oficiales a los que por ineficientes, Hiram había negado el título de Maestro. Juraron venganza y quisieron frustrar la fundición del mar de bronce.

 

Un amigo de Hiram, enterado de la conjuración, se lo hizo saber a Salomón, para que éste evitara la ejecución. Pero Salomón, celoso de Hiram, dejó que las cosas tomaran su curso, para destruirlos.

 

El resultado fue que Hiram se fundio con la masa ígnea de los metales y se expandió, porque los tres conspiradores habían agregado a la aleación una substancia indebida. Hiram quiso apagar las llamas echando agua, lo que sirvió sólo para aumentar el desastre. Al borde de la desesperación, se le apareció Tubal-Caín, uno de sus antepasados. Le dijo que se arrojara tranquilamente al fuego, porque era invulnerable. Hiram obedeció y llegó al centro de la Tierra.

 

Tubal-Caín lo condujo ante Caín quien se hallaba allí en el estado divino original. Hiram fue introducido en el trabajo creativo del fuego, de la fundición de los metales, etc. De Tubal-Caín recibió un martillo y una escuadra de oro que debía llevar en el cuello. Hiram regresó y fue capaz de reparar el mal y terminar el mar de bronce.

 

Hiram obtuvo luego la mano de la reina de Saba, pero fue asaltado y muerto por los tres rufianes. Antes de morir, sin embargo, logró tirar la escuadra de otro a un pozo. Como nadie sabía donde estaba Hiram, comenzaron a buscarlo; Salomón mismo se sintió muy asustado y quiso investigar el caso. Como se temía que los tres sujetos traicionaran la antigua palabra maestra, acordaron una palabra nueva. La primera palabra pronunciada al encontrar a Hiram, sería la palabra maestra.

 

Cuando Hiram fue encontrado, pudo decir todavía: "Tubal-Caín predijo que tendré un hijo del cual descenderán muchos otros, que poblarán la tierra y concluirán mi obra, el Templo". Entonces todavía indicó el lugar donde había caído la escuadra áurea. La llevaron junto al mar de bronce y ambos fueron guardados en el Sanctasantorum del templo. Sólo pueden encontrarlos aquellos que comprenden lo que significa este leyenda de Salomón y su arquitecto Hiram.

 

Pasemos entonces a su interpretación.

 

Describe el destino de la tercera, cuarta y quinta época cultural de la Era Postatlante.

 

El Templo es el templo de las hermandades secretas, es decir, todo lo que la humanidad del cuarto y quinto período construye.

 

El Sanctasantorum es el lugar de reunión de las hermandades secretas que conocen el significado del mar de bronce y la escuadra de oro.Se trata, pues, de dos distintas generaciones humanas, una representada por Salomón -en posesión de la sabiduría divina-, y la segunda la de los hijos de Caín -que dominan y saben aplicar el fuego-. Este fuego no es el fuego físico, sino el fuego que arde en el espacio astral, el fuego de las pasiones, instintos, apetitos. ¿Y quiénes son los hijos de Caín? Según el sentido de esta leyenda son los hijos de aquellos Elohim que durante la evolución lunar quedaron un poco rezagados.

 

En la época lunar reina Kama. Durante la misma evolución lunar penetró también la sabiduría en el kama. Hubo, pues, dos clases de Elohim. La primera no se limitó a la alianza del fuego con la sabiduría, ascendieron por encima de ella; y cuando formaron al hombre, ya no estaban dominados por pasiones, de manera que lo dotaron de una sabiduría serena, acendrada. Esta es la verdadera religión de Jehová o Javé, la sabiduría libre de pasiones

 

Los Elohim en los que la sabiduría aún estaba unida en el fuego del período lunar, crearon los hijos de Caín. De ahí que en los hijos de Seth tenemos a los hombres religiosos con la sabiduría esclarecida, y en los hijos de Caín, los hombres impulsivos que se entusiasman e inflaman con la sabiduría.

 

Estas dos generaciones siguen trabajando a través de todas las épocas. Todas las artes y ciencias nacieron de la pasión de los hijos de Caín, y toda la religiosidad y sabiduría beatificas, desapasionadas, sin entusiasmo, se generaron de los hijos de Seth. Estos dos tipos han existido siempre hasta la cuarta época cultural de nuestra era postatlante.

 

En esta época tuvo lugar la fundación cristianismo, debido al cual la antigua religiosidad que sólo fue una religiosidad inspirada desde arriba, se libera totalmente de kama. La nueva religiosidad quedaba totalmente sumergida en el elemento que vino a la Tierra con Cristo. Cristo no es solamente sabiduría, es el amor encarnado, un alto kama divino que es al mismo tiempo Buddhi; un kama que fluye limpidamente con infinita devoción hacia afuera, es un kama invertido. Buddhi es el kama invertido.

 

En el tipo de los hombres piadosos, en aquéllos que son hijos de la sabiduría, se prepara, en consecuencia, una religiosidad superior que ahora si puede ser entusiasta. Es la religiosidad que tiene su primer origen en la cuarta época cultural; pero esta corriente aún no puede aunarse con los hijos de Caín. Son dos tendencias antagónicas, pues si el cristianismo se apoderará inmediatamente de todos los hombres, podría invadirlos con amor, pero sin la participación del corazón humano individual, particular. No sería una religiosidad libre, un generar el Cristo en el alma como hermano, sino sólo como amo. Aún deben actuar los hijos de Caín en toda nuestra quinta época cultural.

 

Ellos obran en sus iniciados y elevan el templo de la humanidad, construyéndolo con la ciencia y el arte mundanas.Vemos entonces como el elemento mundano se desarrolla cada vez más en la cuarta y quinta cultura postatlante, cuando toda la evolución histórica universal desemboca en el plano físico. Con el elemento mundano el materialismo se desarrolla también el personal, el egoísmo, que termina con la lucha de todos contra todos.

 

 

St. Germain. Se dice que es una de la reencarnaciones de Hiram el arquitecto de Salomon

 

El cristianismo era, en cierto sentido, un secreto que sólo poseían unos pocos; sin embargo actuaba de tal manera que la humanidad de la cuarta y quinta cultura comprendía que "todos los hombres son iguales ante Dios". Esta es una ley fundamental del cristianismo, pero los hombres no la pueden comprender enteramente, mientras que sean presos del materialismo.

 

Poco antes de la revolución francesa, Madamme D'Adhémar, dama de la corte de la reina Marie-Antoinnette, recibió la visita de una persona que predijo todas las escenas importantes de la revolución para advertirla a ella y a la corte de los que se estaba preparando. Era el Conde de Saint Germain, la misma personalidad que en una encarnación anterior había fundado la Orden de los Rosacruces.

 

El defendía la idea de que todos los hombres tenían que se conducidos pacíficamente de la cultura mundana a la verdadera cultura del cristianismo, pero los poderes mundanales querían conquistar la libertad como por asalto, es decir, materialmente. Aunque la revolución fue para él una consecuencia necesaria de la evolución habida, quiso prevenirla. El, Christian Rosenkreutz, en su encarnación del siglo XVIII, él, el guardián de los secretos más íntimos del mar de bronce y de la escuadra de otro, previno a la humanidad para que tomara un camino evolutivo lento. Lo hizo, aún sabiendo lo que sucedería.

 

Este es el curso que la evolución humana sigue -vista desde adentro- durante el cuarto y quinto período de nuestra era postatlante. La construcción cultural humana ha sido edificada: el gran Templo de Salomón, pero lo que ha de coronarlo, tienen que permanecer en secreto. Únicamente un iniciado lo puede obstruir. Este iniciado fue malentendido, traicionado y asesinado. El secreto aún puede de desvelado. Queda como secreto de pocos iniciados del cristianismo. Está oculto en la fundición del mar de bronce y en la santa escuadra. Es el secreto de Crhistian Rosenkreutz, quien vivió en una encarnación sumamente elevada antes del nacimiento del Cristo y dijo unas palabras muy notables, dijo: "Quién sembrará el viento, segará el torbellino". Ya dijo esto antes que lo dijera y escribiera Oseas. Esta palabras son originales de Christian Rosenkreutz. Esta expresión: Quien sembrará viento, segará el torbellino, es el lema, la máxima de nuestra civilización y significa lo siguientes: vosotros libertareís al hombre; el Buddhi encarnado se unirá con ésta, vuestra libertad y hará a los hombres iguales a Dios. Pero el espíritu (viento, torbellino significa espíritu, ruach) devendrá torbellino (lucha de todos contra todos).Primero: El cristianismo fue el cristianismo de la cruz y tuvo que desenvolverse a través de una esfera netamente mundanal, el plano físico.

 

Cristo en la cruz no fue, sin embargo, el símbolo usado en los primeros comienzos del cristianismo. Sólo cuando éste se convirtió más y más en política, se usó el símbolo del hijo de Dios crucificado, padeciendo en la cruz formada en el cuerpo del mundo. Así continuará exotéricamente durante la cuarta y quinta cultura.

 

El cristianismo aún permanece ligado con la civilización enteramente material del cuarto y quinto período postatlante. Sólo entremedio existe el verdadero cristianismo del futuro que posee el secreto del mar de bronce y de la escuadra de otro. Este cristianismo tiene ya otro símbolo; no ya el Cristo crucificado, sino la cruz con la corona de rosas; y éste será el símbolo del nuevo cristianismo en sexta época cultural postatlante.

 

Este cristianismo de la sexta cultura se desarrollará del misterio de la hermandad Rosacruz y conocerá el mar de bronce y la escuadra áurea. Hiram es el representante de los iniciados hijos de Caín, pertenecientes a la cuarta y quinta cultura. La Reina de Saba -todas las figuras femeninas del lenguaje esotérico se refieren al alma- es el alma de la humanidad que tiene que decidirse por la religiosidad esclarecida que renuncia a la conquista de la Tierra, o por la sabiduría dedicada a esta conquista; quiere decir, a una conquista unida con la Tierra por haber vencido las pasiones.

 

La Reina de Saba representa la verdadera alma humana que se encuentra en el medio entre Hiram y Salomón y se une con Hiram en la cuarta y quinta cultura, porque él todavía construye el Templo.

 

El mar de bronce es aquella fundición en que se mezcla el metal en la proporción correspondiente con agua. Los tres oficiales lo hacen mal. La fundición se malogra. Hiram aprende de Tubal-Caín los misterios del fuego, y ahora puede unir el agua y el fuego en la medida justa para hacer el mar de bronce. Este es el secreto de los Rosacruces. El mar de bronce se origina, cuando el agua de la sabiduría serena se une con el fuego del espacio universal, el fuego de las pasiones. De ahí debe nacer una combinación resistente como el "bronce", y que puede ser trasladada a las edades futuras, cuando se agrega al secreto del mar de bronce, el de la santa escuadra áurea, es decir, el secreto de Atma-Buddhi-Manas.

 

Esta triada con todas sus consecuencias, constituirá el contenido del cristianismo renovado de la sexta cultura, que es preparada por los rosacruces. Lo que expresa el símbolo del mar de bronce se unirá con el conocimiento de la reencarnación y el karma. Esta es la nueva enseñanza oculta que se volverá a introducir en el cristianismo.

 

Atma-Buddhi-Manas, o el yo superior, encierra el secreto que se dará a conocer, cuando la sexta cultura esté madura para ello. Christian Rosenkreutz ya no necesitará intervenir en advertencias de las luchas por venir, sino que todo lo que ha significado lucha en el plano físico, encontrará la paz por el mar de bronce y la escuadra de otro.

 

Esto es el curso de la historia universal hacia el futuro. La leyenda del Templo que Christian Rosenkreutz difundió en el mundo por las hermandades, encierra la tarea que quieren cumplir los rosacruces, es decir: no sólo enseñar la piedad religiosa, sino también ciencia esotérica, una ciencia que no quiere conocer únicamente el mundo físico, sino también los poderes espirituales para llegar por ambos caminos a la sexta cultura.

 

La oración es un deseo ardiente del alma de unión con su origen divino, una expresión articulada de la aspiración. Es a la vez y al mismo tiempo, aspiración, compunción, reverencia, adoración, alabanza, gratitud, comunión, invocación, deseo amoroso.

 

 

 

 
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