PilarAlhambra
  UN AS EN LA MANGA DE DIOS
 
A la memoria de José Luis Carreño, que me llevó de la mano

  (pacientemente) en aquellos años setenta.

 

 

 

 
Tú, ahora, sabes la verdad

 

 

 

 

 

 

 

Nada es casual

 

Una imagen incomprensible para la ciencia

 

 

 

 

 

<  Empecé a comprender. Estaba ante un ser majestuoso.

 

 

 

 ¡Qué extraña sensación! Han transcurrido veinticinco años...

 

 

 

 

 

 

 

 

En estos momentos, Navidad del año 2002, hace justamente veinticinco que me enfrenté al enigma de los enigmas: la Sábana Santa de Turín. Diciembre de 1977. Ésa fue la fecha de publicación de mi primer trabajo sobre la Síndone. Al volver a leer aquel apresurado pero intenso reportaje no puedo evitar una profunda emoción. «Es preciso adelantar que el periodista -escribía en el desaparecido periódico La Gaceta del Norte-, ante una noticia como ésta, se siente abrumado. No todos los días llega hasta nuestras manos la confirmación CIENTÍFICA de que aquel Hombre llamado Jesús RESUCITÓ de verdad... Y para aquellos que perdieron la fe. O para los que jamás la tuvieron. O, sencillamente, para los hombres de buena voluntad, he aquí lo que podríamos calificar como una segunda "buena nueva"...»

 

 

 

 

Fui el último en imaginar lo que iba a representar aquel encuentro con José Luis Carreño y con la imagen de la Sábana Santa. ¿Un encuentro casual? En absoluto. De ahí nacería uno de mis grandes objetivos: investigar y difundir la vida y el pensamiento de Jesús de Nazaret. Y fue aquel sabio navarro -el salesiano José Luis Carreño- quien me proporcionó el bautismo de fuego. Que Dios lo bendiga.

 

 

 

 

 

Siete años después -como un milagro- vio la luz Caballo de Troya, mi gran sueño: la vida del Maestro, relatada paso a paso, como la hubiera contado un periodista o un científico.

 

 

 

 

 

En efecto: es mucho lo que le debo a la Sábana Santa. Y entiendo que debe ocupar un lugar preferente en el gran proyecto Ilamado «Planeta encantado». Como he mencionado, el enigma de los enigmas...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen (en positivo) de la Sábana Santa o Síndone, actualmente guardada en Turín.

 

 

 

 

 

 

 

 

José Luis Carreño.

 

Empecemos por el principio...

 

 

Una imagen incomprensible Recuerdo que, al mirarla con detenimiento, me estremecí. Aquel Hombre muerto tenía algo especial. Era hermoso. Quizá la palabra exacta sería majestuoso. ¿Un cadáver majestuoso?

 

 

 

 

 

Aquella imagen, encerraba «algo» extraño. La había visto en otras oportunidades, pero nunca como en esta ocasión. El padre Carreño, entusiasmado, fue señalando algunas de las principales características del rostro, del pecho, de las manos, de las heridas... y empecé a comprender: estaba ante una figura incomprensible para la razón y para la ciencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

Fue lo peor que podía sucederme. Acepté el reto. ¿Incomprensible? Eso no era posible. Tenía que haber una explicación. y me propuse llegar hasta el fondo. Fue el principio, como digo, de una larga carrera. Una dilatada investigación que, por supuesto, todavía sigue ahí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Sábana: algunas claves

 

 

 

 

• La Síndone o Sábana Santa de Turín es un paño de lino de 4,373 metros de largo por 1,11 metros de ancho. Peso total: algo más de un kilo (1123 gramos).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Es un tejido suave al tacto que, según los expertos, fue hilado en Oriente Próximo (quizá en el oasis de Palmira) en el siglo I. La textura se denomina «espina de pescado» (sarga a cuatro). Contiene pequeñas porciones de algodón y ningún rastro de fibras animales. Esto nos lleva a deducir que se trataba de un telar judío (la ley mosaica prohibía mezclar fibras vegetales y animales).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Sentido de la torsión en «Z». Cuarenta hilos por centímetro en la urdimbre y treinta en la trama (veintisiete inserciones por centímetro). Tejido espeso y opaco, muy irregular. No fue confeccionado para dormir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Expertos como Timossi, Raes y Marchis consideran que se fabricó en un telar manual, muy sencillo, probablemente movido a pedal.

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

Oasis de Palmira, posible origen del tejido sobre el que aparece la imagen.

 

 

 

 

 

 

• El diseño en espiga aparece interrumpido y falseado por irregularidades en la anchura de las bandas, en la interrupción de la nervadura, en los ángulos de término y por omisión de algunas pasadas de trama.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El lienzo está integrado por dos bandas de muy diferentes dimensiones. La de la izquierda es la más pequeña (ocho centímetros de ancho). Está cosida longitudinalmente al paño principal. Ambos tejidos son similares, aunque se ignora si la pieza más estrecha fue cosida después de formarse la imagen. En la citada franja de ocho centímetros faltan dos porciones de tela: una de catorce centímetros en la región frontal y otra de casi treinta y siete centímetros en la dorsal. Ambas fueron sustituidas por sendas telas de diferente naturaleza.

 

 

 

 

 

 

• El tejido en sarga empezó a hilarse en Europa bien entrado el siglo XIV, según Walsh. Otros especialistas consideran que el algodón no se cultivó en Europa hasta finales del XV.

 

 

 

 

 

 

 

La imagen: algunas claves

 

 

 

 

 

• La ciencia no sabe cómo, pero la imagen del Hombre muerto responde a una degradación física de la celulosa que forma las fibras de lino.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay pintura. Jamás se encontró vestigio alguno de los pigmentos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El color es similar al de las quemaduras producidas en el siglo XVI en la misma tela de lino. Los científicos hablan de estabilidad térmica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Conforme el espectador se acerca a la imagen, ésta desaparece, y se convierte en una mancha informe. Sólo a cuatro o cinco metros se aprecia en toda su belleza. Este fenómeno óptico se registra como consecuencia de la falta de definición en los perfiles.

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

No existen huellas laterales del cuerpo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• La imagen es superficial: sólo afecta a las dos o tres primeras fibras (un hilo está integrado por casi doscientas fibras).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El oscurecimiento de la imagen es igual en la parte frontal y en la dorsal. ¿Cómo puede ser si esta última experimentó un mayor peso?

 

 

 

 

 

• La ciencia no sabe cómo, pero la imagen dispone de estabilidad hídrica y química (el agua utilizada para sofocar el citado incendio de Chambéry, y que hirvió en el interior de la urna de plata, no afectó a la pureza de la figura. Ninguno de los reactivos químicos conocidos la disuelven o la decoloran).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• ¿A qué obedecen las claras deformaciones anatómicas en algunas regiones de la imagen? Por ejemplo: caderas y longitud del antebrazo.

 

 

 

 

 

 

• No hay direccionalidad. Si se tratase de una pintura, aparecería la inevitable dirección de la mano del artista.

 

 

 

 

 

 

• La imagen presenta manchas de sangre, independientes de la formación de dicha figura. ¿Por qué los coágulos y reguerillos no están lógicamente desflecados?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• La ciencia no sabe cómo, pero la Sábana Santa es un «negativo» fotográfico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• La ciencia no sabe cómo, pero la intensidad de la imagen varía en función de la distancia del lienzo al cuerpo. Cuanto más cerca, menos intensidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• La imagen -según los especialistas- se transfiere al lino en sentido vertical.

 

 

 

 

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

A la izquierda, imagen frontal (en negativo). A la derecha, imagen dorsal.

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

La imagen, tal y como aparece en el lienzo (negativo). A la derecha, positivo del original.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una larga historia

 

Lo que no dicen los detractores

 

1

 

 

 

 

 

 

 

< Tadeo, uno de los setenta, pudo ser quien trasladó la Sábana fuera de Israel.

 

 

 

 

 

 

 

Cuando analicé esta compleja lista de características comprendí que la Síndone era mucho más de lo que pretendían sus detractores. Si no es pintura, si no existe vestigio alguno de pigmentación, ¿por qué hablan de fraude medieval? Y proseguí indagando. ¿Cuál es la historia conocida de la Sábana Santa? ¿Existen documentos que arrojen luz sobre su antigüedad? ¿Qué dicen esos documentos? Mi sorpresa fue igualmente considerable. La Síndone, tal y como suponía, tiene una larga historia que no mencionan sus enemigos...

 

 

 

 

 

 

 

 

He aquí algunos datos que me hicieron reflexionar:

 

 

 

 

 

 

 

 

• Las primeras alusiones escritas a la Sábana Santa se registran en documentos apócrifos: Evangelio de los Doce, Actas de Pilatos (hoy desaparecidas) y el Evangelio según los Hebreos (siglo Il, Biblioteca Vaticana de Roma). «El señor, después de haber entregado el SUDARIO al siervo del sacerdote, fue y apareció delante de Jacobo [Santiago]» .Esta cita, del referido Evangelio de los Hebreos, aparece en la obra De viris illustribus, de san Jerónimo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Eusebio de Cesarea, por su parte, insinúa que la Síndone pudo ser sacada de Jerusalén antes del asedio por las legiones romanas de Tito (año 70 de nuestra era). Quizá por los discípulos del Maestro, que la ocultaron en Pella, al norte de la actual Jordania. Quizá Tadeo, «uno de los setenta», la trasladó hasta la ciudad de Edesa (actual Urfa, en Turquía), y la puso en manos del rey sirio Abgar. En este sentido, los apócrifos cuentan que el tal Abgar, enfermo de lepra, solicitó ayuda de Jesús.

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

La tradición afirma que el lienzo fue sacado de Jerusalén antes del asedio de Tito.

 


 

 

                                                           
    El rey Abgar.

 

 

 

 

 

 

 

Y el Maestro -en una más que supuesta carta- le responde, anunciándole que, una vez cumplida su misión, le enviará a uno de sus discípulos para sanarle. Abgar se envuelve en la Sábana y, según la tradición, queda libre de la enfermedad, y se convierte al cristianismo. Así lo asegura Eusebio de Cesarea en su Historia de la Iglesia, libro primero, capítulo 13. Años después -hacia el 57- Ma'nu, segundo hijo del rey Abgar, le sucede en el trono y persigue a los cristianos. La Sábana Santa desaparece. Otra leyenda asegura que fue escondida en la muralla, sobre la puerta occidental.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Al margen de estas tradiciones -más o menos verídicas-, lo que parece cierto es que el lienzo termina saliendo de Israel por simples razones de seguridad. Como es sabido, la ley judía prohíbe el contacto con cadáveres o con restos funerarios. Éste era el caso de la Síndone. Y los discípulos de Jesús, al hacerse con el lienzo mortuorio, se vieron en la necesidad de trasladarlo lejos de Tierra Santa y ocultarlo en alguna de las nacientes comunidades cristianas de Asia Menor. Edesa -quién sabe si por la protección del mítico rey Abgar- fue el lugar elegido.

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

• En el año 525 una inundación arrasa la ciudad de Edesa. Mueren treinta mil personas. En los trabajos de reconstrucción aparece un extraño lienzo en un nicho practicado en la muralla, sobre la puerta occidental. Se trata, en efecto, de la Síndone. Otra leyenda afirma que el lugar donde se escondía la Sábana fue revelado al obispo Eulalio durante un sueño. A partir de esas fechas, el lienzo es venerado públicamente. Y se le da el nombre de «Mandylion acheiropoiéton» («pequeña tela no pintada por mano humana»). Sólo se muestra la cabeza. Esta imagen inspiró, sin duda, a infinidad de artistas bizantinos y medievales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El escritor Avagrio, en su Historia eclesiástica (año 544), se refiere a la Síndone como el objeto que permitió la victoria de los edesinos sobre el rey persa Cosroes I: "Al sacar el Mandylion en procesión por las almenas de las murallas, el fuego prendió en las armas enemigas y los persas huyeron."

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Los musulmanes toman Edesa (año 639). Se tolera el cristianismo y el Mandylion, que se conserva en la basílica de Santa Sofía, es respetado. Una moneda de oro del segundo reinado de Justiniano (692-695) reproduce la cabeza que aparece en el citado Mandylion.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Atanasio, en el año 700, afirma haber hecho una copia del Mandylion. Pudo haber guardado el original en la iglesia jacobita de la Madre de Dios. Aceptando que la historia narrada por Atanasio bar Gumayer fuera cierta, la Síndone se salvó así de la inminente fiebre iconoclasta que asolaría a los cristianos hasta bien entrado el siglo IX. En ese largo período, que finalizó en el 843, con el Sínodo de Constantinopla, las imágenes que reproducían el rostro de Dios o de Jesús fueron destruidas. La Sábana Santa, sin embargo, se salvó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Primavera del año 943 de nuestra era. Edesa es cercada por los ejércitos bízantinos. El general Curcuas promete a los musulmanes que no destruirá la ciudad y que pagará doce mil piezas de plata si, a cambio, entregan el Mandylion. Un año después, tras laboriosas gestiones, los musulmanes ceden el Mandylion al obispo de Samosata. Se trata, al parecer, de una copia. Nuevas negociaciones. Finalmente, los habitantes de Edesa entregan el lienzo original. El Mandylion permanece un corto período de tiempo en Samosata. Después continúa hacia Constantinopla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Síndone salió de Israel por razones de seguridad.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La mayor parte de los artistas bizantinos se inspiró en el llamado «Mandylion».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Un día histórico: 15 de agosto del año 944. El Mandylion entra en Constantinopla. En la sacristía de Santa María de Blanquernas es venerado por Esteban y Constantino Lecapeno, hijos del emperador, así como por el futuro emperador, Constantino Porfirogeneta. El comentario de los Lecapeno es elocuente: «Está borroso.» Un escrito de aquella época, De imagine edessena, dice textualmente: «...es una secreción húmeda, sin colorido ni manchas artificiales». Al día siguiente, el Mandylion es paseado en una urna por las calles de la ciudad. El archidiácono Gregorio pronuncia una homilía y habla de la totalidad de la imagen, incluida la herida de costado. A partir de esos momentos es expuesta a los fieles cada viernes y en su totalidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 945. Al ser coronado emperador. Constantino Porfirogeneta acuña monedas de oro con las que celebra la llegada de la Síndone a Constantinopla (aparece el rostro de Cristo). Declara el 16 de agosto como el día de la Imagen de Edesa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Hacia el año 1011 (?), el papa Sergio recibe en Roma una copia del Mandylion, se la conoce como la «Verónica». Se trata de una falsa leyenda. La Verónica nunca existió. Verónica significa «verdadera imagen» (Vera Icona) .

 

• Por primera vez, el arte se preocupa de dibujar a Jesús completamente tendido, tal y como muestra la Sábana Santa (año 1025, aproximadamente). Son los threnos o escenas de las lamentaciones. ¿Pudo alguien desprender la tela de su marco y contemplar así la totalidad de la figura?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 1058. Abu Nasr Yahya, escritor árabe-cristiano, asegura haber visto el Mandylion en Santa Sofía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• En el año 1092, Alejo I Comneno de Constantinopla escribe al conde de Flandes, advirtiéndole que la ciudad no debe caer en poder de los paganos, ya que en dicha población existen preciosísimas reliquias del Señor. Entre otras numera «los lienzos encontrados en el sepulcro después de la resurrección».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• En ese mismo siglo XI, un griego confeccionó el catálogo de las reliquias veneradas en Constantinopla. Una traducción latina se conserva en la biblioteca del Vaticano (cod. Ottob. Lat. 169). En dicha relación aparecen «el lienzo y el sudario de la sepultura».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Uno de los objetivos de los Templarios fue rescatar el Arca de la Alianza, el Santo Grial y la Síndone.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 1130. Orderico Vitalis, monje británico, escribe en su Historia eclesiástica la ya referida tradición del rey Abgar y su correspondencia con Jesús de Nazaret.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• En el año 1147 aparece el testimonio de Luis VII, rey de Francia, que contempla la Síndone en su visita a la iglesia de Santa María de Blanquernas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 1151. El abad benedictino Nicolás Saemundarson, del monasterio Thingeyrar (Islandia), afirma haber visto la Sábana Santa en el Gran Palacio de Constantinopla. Dice que estaba confeccionada con lino basto y menciona las manchas de sangre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• En 1171, Guillermo, arzobispo de Tiro, en su Historia rerum in partibus transmatinis gestarum, describe la visita de Amalrico I, quinto rey latino de Jerusalén, a Manuel I Comneno de Constantinopla. Al relatar las excelencias y tesoros del palacio hace alusión a la Sábana, que fue contemplada por el rey.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• En 1201, el guardián de las reliquias de la capilla de Faros en Constantinopla hace «inventario» y menciona la Síndone. «...es de lino -dice-, de material barato y fácil de obtener... Ha desafiado la descomposición por haber envuelto el misterioso cuerpo de la Pasión».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El ídolo «Bafumet», venerado, según el Vaticano, por la orden del Temple.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La ley judía prohíbe las imágenes y el contacto con cadáveres y restos funerarios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 1203 (agosto). El soldado y cronista de la mal llamada IV Cruzada, Robert de Clari, contempla la Síndone y escribe: «...Había en Constantinopla, entre otros, un monasterio que se llamaba Nuestra Señora Santa María de Blanquernas, donde se conservaban las Síndones en que Nuestro Señor fue envuelto, que cada viernes se mostraba [al pueblo] vertical, de modo que se podía ver bien la figura de Nuestro Señor.» El soldado habla de «Síndones», en plural, refiriéndose, probablemente, a las dos partes del lienzo (frontal y dorsal).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 1204. En la noche del 9 al 10 de abril, los cruzados atacan Constantinopla. Previamente (8 de febrero), un aventurero llamado Murzuphie ordena el estrangulamiento del joven emperador Alejo IV, respuesto en el trono por los cruzados. El pillaje -según Jean Longnon- fue total: más de cuatrocientos mil marcos de plata. Robert de Clari escribe: «Nadie supo jamás, ni griego ni francés, qué fue de la Síndone, cuando la ciudad fue tomada.»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 1205. El 1 de agosto, Teodoro Ángel Comneno, nieto del emperador de Bizancio, escribe al entonces papa Inocencio III, con motivo del saqueo de Constantinopla por los cruzados. En dicha carta, que forma parte del Chartularium Culisanense, se informa de que los tesoros robados se conservan en Venecia, Francia y en otras partes. Pero «la más sagrada entre ellas, es decir, la Santa Sábana con que fue envuelto, después de muerto y antes de la resurrección, nuestro señor Jescucristo... se conserva en Atenas», de donde era duque Othon de la Roche, uno de los jefes cruzados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En 1238 sube al trono Balduino II de Courtenay. Es el nuevo señor de Constantinopla. Su situación financiera es tan penosa que se ve obligado a empeñar muchas de sus propiedades y reliquias. San Luis, rey de Francia y tío de Balduino, le ayuda a recuperar muchas de esas reliquias. En 1247, como agradecimiento, Balduino II le envía un trozo de la Sindone (parte de los pies y sin imagen). Esto hace sospechar a los historiadores que la Sábana Santa estaba todavía en poder del citado Balduino II.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En 1261, Balduino II empeña cuanto tiene y huye definitivamente a Europa. La Sábana Santa pudo ser vendida en ese año, o poco antes y, muy probablemente, a los poderosos caballeros de la Orden del Temple. No es ningún secreto que los templarios surgieron, entre otras razones, para tratar de reconquistar Tierra Santa y, sobre todo, para poner a salvo a determinados simbolos y objetos religiosos. Entre los más importantes: el cáliz de la última cena (Santo Grial), el Arca de la Alianza y la Sábana Santa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En 1349, el señor de Lirey solicita autorización para exponer la Sábana Santa. Miles de peregrinos pasan por la colegiata, provocando la envidia de las iglesias próximas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En 1291 se produce la caída de San Juan de Acre, en el norte de Israel. Los templarios abandonan la fortaleza y viajan a Chipre, Marsella, Besançon y Villeneuve du Temple, en París. Es posible que el gran tesoro llegara a Francia hacia 1306 y bajo la custodia de Jacques de Molay, Gran Maestre Templario. Uno de los indicios que apunta a los templarios como los secretos propietarios de la Síndone durante un siglo (quizá más) fue la acusación, por parte de la Santa Sede, de venerar a un extraño rostro de barba rojiza al que llamaban «Bafumet» (otros hablan de «Bafomet» o «Mohamet»): un ídolo sospechosamente parecido a la cabeza del Hombre muerto de la Sábana Santa. Ésta, entre otras, sería la causa de la persecución de la orden.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• En 1307 (13 de octubre) el rey Felipe IV el Hermoso ordena el encarcelamiento de los templarios. Una semana antes (en la noche del 6), un carro abandona la fortaleza del Temple, en las afueras de París. Llueve torrencialmente y el hombre que lo conduce se protege con una «sábana». Los soldados registran la carga de paja, pero no encuentran nada. La Síndone no aparece. Todo apunta a que fue sacada del castillo por el hombre que se cubría con la referida «sábana».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• 1314. En marzo son quemados vivos Jacques de Molay, Gran Maestre de la Orden del Temple, y Godofredo de Charny, visitador de Normandía. La Síndone continúa oculta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Síndone fue propiedad de la casa de Saboya hasta 1983.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• 1349. Cuarenta y dos años después de la caída del Temple por orden del papa Clemente V y del suceso del carro, otro Godofredo de Charny, señor de Lirey, cercano a la ciudad de Troyes, pide permiso al citado papa para construir una colegiata en la que exponer unos lienzos que «son la auténtica mortaja de Jesús». Parece claro que ambos Godofredos de Charny eran parientes. ¿Pudo quedar la Síndone en poder del segundo señor de Lirey? Es lógico, ya que la Sábana se encuentra bajo su protección. En 1354 recibe la autorización.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Godofredo de Charny muere el 19 de setiembre de 1356 en la batalla de Poitiers. La Síndone ya había empezado a ser expuesta a los fieles. Esto provocó un gran malestar entre las parroquias próximas. La colegiata de Lirey recibía miles de peregrinos y, en consecuencia, sus ingresos se multiplicaron. La imagen es considerada como una «pintura» por los enemigos de Lirey.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• 1415. Margarita de Charny, nieta de Godofredo y casada en segundas nupcias con Humberto de Villersexel, conde de la Roche y señor de Saint Hippolyte sur le Doubs, retira la Sábana de la colegiata de Lirey. Tiene miedo de los pillajes que ha generado la guerra de los Cien Años. Y el lienzo es trasladado al castillo de Saint Hippolyte. Al enviudar, la pésima situación económica de Margarita le obliga a exponer la sábana, y obtiene así algún dinero. La explanada del castillo es conocida como el «campo de Dios», en recuerdo de dichas ostensiones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Iglesia de Chambéry.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En 1509, la Síndone es doblada en 48 plieges y guardada en una urna de plata.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• 1453 (22 de marzo). Otro histórico día. Margarita de Charny cede el lienzo a la casa de Saboya. El acuerdo se firma en Ginebra. El duque de Saboya, Luis I, entrega a Margarita el castillo de Varambon y las rentas del señorío de Miríbel, cerca de Lyon, «por los numerosos e importantes servicios que la condesa de la Roche había prestado al duque de Saboya». Los canónigos de Lirey protestan y piden una indemnización. Once años después, el duque de Saboya asigna cincuenta francos de oro a los canónigos de Lirey en compensación por la pérdida de la Síndone. A partir de esos momentos, y hasta 1983, la Sábana Santa fue propiedad de la citada casa de Saboya. El 18 de marzo de ese año (1983), los herederos del ex rey de Italia, Humberto II de Saboya, entregaron el lienzo al Vaticano.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• La Sábana Santa, como si de una maldición se tratase, prosiguió peregrinando de castillo en castillo. En 1502 reposaría temporalmente en Chambéry.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 1509. El lienzo es depositado en un nuevo relicario: una urna de plata donada por Margarita de Austria. La Síndone es doblada en 48 pliegues. Se suceden las exposiciones. La imagen es copiada y regalada a numerosas personalidades .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Sábana Santa llegó a Chambéry en 1502.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Año 1532 (noche del 3 al 4 de diciembre). Se declara un pavoroso incendio en la capilla donde se encuentra la Síndone (Chambéry), provocado, al parecer, por los calvinistas. La urna es retirada en el último momento, gracias al valor del canónigo Philibert Lambert, al que ayudan dos franciscanos y un herrero. El fuego alcanza dicha urna y varias gotas de plata fundida queman y traspasan los pliegues de la Sábana Santa. También el agua utilizada para apagar el incendio impregna parte del lino, formando rombos que se repiten simétricamente a lo largo de la imagen. Dos años después, las monjas clarisas -de rodillas- remiendan los desperfectos. Devuelven el lienzo el 2 de mayo de 1534.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• 1578. Concluye el peregrinaje de la Sábana Santa. El entonces cardenal de Milán, Carlos Borromeo (después santo), hace una solemne promesa: si desaparece la peste que asola la ciudad caminará hasta Chambéry y se arrodillará ante la Síndone. La epidemia remite y el cardenal se dirige a Francia. La casa de Saboya, sin embargo, se apiada de Borromeo y, para evitar que cruce los Alpes, traslada la Sábana a mitad de camino entre Milán y Chambéry. Para algunos historiadores, esta decisión sólo fue una argucia política del duque Emmanuel Filiberto para trasladar su capital a Turín. Es el 14 de septiembre de 1578 cuando la Síndone es trasladada a Turín. El 10 de octubre, Carlos Borromeo se arrodilla ante el lienzo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• 1694. La Sábana Santa es colocada en la Capilla Real de la catedral de Turín, en una urna diseñada por Guarini. El beato Sebastián Valfré añadió un forro de seda negro a la «holandesa» que habían cosido las monjas clarisas de Chambéry- «donde no hay imagen, sólo algunas manchas de sangre que han atravesado la tela»-, aunque posteriormente fue cambiado por otra protección de tafetán rojo que cubre la totalidad de la parte trasera, así como los bordes de la Síndone. Desde esa fecha, la Sábana Santa ha permanecido en la ciudad italiana de Turín.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Turín, sede de la Sábana Santa desde 1578. El lienzo fue depositado en una urna diseñada por Guarini.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El fraude del carbono 14

 

Fallos e irregularidades

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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<  Vidriera de Saint Hippolyte sur le Doubs.

 

  No hay lugar para la duda: documentos, testimonios y restos arqueológicos demuestran que la Sábana Santa es antigua. Muy antigua. Muy anterior a la Edad Media, como pretenden los mal informados o mal nacidos, que de todo hay...

 

  Pero, en el otoño de 1988, el mundo quedó perplejo: dos laboratorios europeos y otro norteamericano dieron a conocer los resultados de sus análisis sobre una muestra de la Sábana Santa. El C14 (carbono 14) arrojó una datación sorprendente: el tejido analizado -según dijeron- era medieval. Y los científicos situaron la época de su elaboración entre los años 1260 y 1390.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Medieval? De ser cierto sólo podía significar una cosa: la imagen del Hombre muerto era una falsificación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Creo que fui uno de los primeros periodistas en reaccionar. Y así lo publiqué: «El C14 no es una prueba definitiva: hay otras investigaciones anteriores -alrededor de trescientas- que demuestran que el lienzo es del siglo I.»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las voces que clamaron, recordando que existía un dilatado historial cienfico al respecto, sólo fueron eso: voces en el desierto. Y los medios de comunicación -con una lamentable falta de rigor- se hicieron eco de la noticia, abriendo, incluso, los informativos. Pocas veces he sentido tanta vergüenza ajena. Mis colegas demostraron una especialísima falta de profesionalidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Poco a poco fueron saliendo a la luz una treintena de fallos e irregularidades en los referidos procesos de datación por parte de los tres laboratorios. Naturalmente, la prensa, la radio y la televisión se hicieron los sordos. Eso no interesaba. No vendía. Y las protestas del mundo científico, que puso en tela de juicio la bondad del C14, no trascendieron a nivel popular. Y se hab, incluso, de complot. Una conspiración para acabar con la Síndone. ¿Una trama secreta? ¿Urdida por quién?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lago Tiberíades. El polen, en la Síndone, demuestra que el lienzo se encontraba en Israel en el siglo I.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Historia de unos análisis

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• La idea de datar la Sábana Santa no fue de la Iglesia Calica, propietaria de la Síndone, sino de los laboratorios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Otoño de 1986. Reunn en Turín. Siete laboratorios de radiocarbono (cinco AMS o espectrometría por aceleración de masa y dos contadores de gas) recomiendan un protocolo para la datación del lienzo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Octubre de 1987. Se seleccionan las ofertas de tres laboratorios AMS: Arizona, Oxford y Zurich. La selección fue hecha por el arzobispo de Turín y custodio pontificio de la Santa Sede, cardenal Ballestrero, bajo las indicaciones específicas de Roma. Los laboratorios no cobrarían. Sería suficiente con la publicidad que provocaría el asunto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El Museo Británico fue invitado como coordinador de los anáIisís. En enero de 1988, bajo la presidencia del profesor Tite, director del laboratorio de investigación científica del citado Museo Británico, se reúnen los representantes de los tres laboratorios. Acuerdan cómo proceder en la toma de muestras y mo tratar los resultados. Las recomendaciones fueron aprobadas por el arzobispo de Turín.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El corte de la muestra de la Sábana Santa tuvo lugar en la mañana del 21 de abril de 1988 en la sacristía de la catedral de la mencionada ciudad del norte de Italia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Testigos principales del corte, pesado y sellado del muestreo. Anastasio Ballestrero, profesor Gonella (Departamento de Física del Politécnico de Turín y asesor científico del arzobispo), dos expertos en textiles (profesores Testore y Vial, del Departamento de Ciencias de Materiales de Turín y del Museo de Tejidos de Lyon, respectivamente), el profesor Tite (Museo Británico), los profesores Damon, Donahue, Hall, Hedges y Woelfli (representantes de los laboratorios) y G. Riggi, que procedió a la extracción de la muestra .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El lino fue separado del forro por la parte izquierda inferior. Se procedió al corte de una tira de 10 x 70 milímetros, justamente por encima del lugar donde se obtuvo la muestra de 1973 (aquel intento de datación no prosperó como consecuencia del tamaño de la muestra: se requerían del orden de quinientos centímetros cuadrados) .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El 28 de setiembre de 1988 llega la comunicación oficial al cardenal Ballestrero: el tejido es medieval. La Iglesia Católica presenta un comunicado el 13 de octubre. Gran revuelo en la prensa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Los responsables de los tres laboratorios se deciden a hacer público el estudio por C14. La prestigiosa revista Nature lo recibe el 5 de diciembre de 1988. El artículo se publica en el volumen 337 (16 de febrero de 1989).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una carta del profesor Tite que la prensa, radio y televisión ignoraron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el comunicado oficial se reconoce que el origen de la imagen sigue sin explicación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Irregularidades en el proceso

 

• Uno de los graves errores se registró en el corte de la muestra. Según los expertos en este tipo de datación, la pieza que hay que analizar debe hallarse suficientemente protegida (prácticamente blindada), evitando así la radiación de fondo existente en la naturaleza (entre quinientas y seiscientas desintegraciones por minuto) y la de los seres vivos que rodean o están en contacto con dicha muestra (15,3 desintegraciones de C14 por minuto y gramo). Nada de esto se cumplió.

 

• Para el profesor Líbby, premio Nobel (en 1960) por sus hallazgos sobre el C14, la muestra extraída de la Síndone (un lugar periférico) no fue representativa. Un análisis riguroso y objetivo habría demandado otras muestras del resto del lienzo .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• La pieza sometida al C14 no debe aparecer contaminada. En el caso de la Sábana Santa, el lino se ha visto alterado por numerosos factores: incendios, agua utilizada para sofocar los fuegos, humo de las velas, cera, polen, contacto con piel humana, fibras antiguas y modernas, casi trescientos experimentos científicos y, en especial, la «radiación» que, al parecer, provocó la formación de la imagen del Hombre muerto. Estos elementos han podido contribuir al incremento del carbono 14 que tenía el lino en el momento de ser cortado y con el que se elaboró la tela. Ese aumento del C14, justamente, es lo que «rejuvenece» el lienzo, arrojando una datación medieval. En este sentido resulta altamente esclarecedor el experimento desarrollado por Dimitri Kouznetsov, director de los laboratorios Sedov de Moscú para la investigación sobre los hiopolímeros y premio Lenin para la ciencia; alguien muy poco sospechoso. Pues bien, Kouznetsov, desconfiando del sistema utilizado por los laboratorios de Oxford, Zurich y Arizona, mandó datar un trozo de lino del tiempo de Jesús y procedente de En-Gedi, en Israel. Los resultados del C14 fecharon la tela en el 200 antes de Cristo. Acto seguido, el ruso sometió dicho tejido a las mismas condiciones que rodearon a la Síndone en el incendio de 1532 en Chambéry (Francia). Tal y como sospechaba Kouznetsov, las altas temperaturas y la plata fundida terminaron alterando la edad real de la tela de En-Gedi. Al someter de nuevo el lino al carbono 14, ¡el tejido había «rejuvenecido» 14 siglos! (La plata actúa como catalizador para la carboxilación de la celulosa.) Este fenómeno ha sido igualmente ratificado por Jean Baptiste Rinaud, especialista en medicina nuclear (Montpellier). bajo los efectos de una fuente de energía, el hidrógeno pesado (deuterio) libera un protón y un neutrón. Ese protón, en definitiva, es capaz de crear una imagen similar a la de la Síndone. Y el neutrón, además, modifica los núcleos atómicos del C14, «rejuveneciendo» así el tejido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El profesor Garza Valdés, del Instituto de Microbiología de la Universidad de San Antonio, en Texas (EE.UU.), ha confirmado esta nueva irregularidad a la hora de datar la Sábana Santa: el lienzo -asegura Leoncio Garza- se halla cubierto por una pátina de hongos y bacterias (un compuesto biológico llamado «liquenotelia») que falsea la datación del C14 .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El científico ruso Kouznetsov sometió un trozo de lino a las mismas condiciones del incendio de Chambéry y comprobó cómo el tejido «rejuveneció».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para el profesor Libby, premio Nobel por sus hallazgos sobre el carbono 14, la purificación de la muestra fue un problema.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La misteriosa «radiación» (?) que provocó la imagen alteró los índices de C14 del lino. Por eso «rejuveneció» la tela.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La tela utilizada en los experimentos fue sacrificada inútilmente. El profesor Tite, inexplicablemente, eligió las pruebas destructivas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rinaud, especialista en medicina nuclear, ratificó las experiencias del ruso Kouznetsov.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• A la hora de cortar la muestra, Giovanni Riggi, responsable de la extracción, se quedó con algunos hilos. Parte de esas muestras fue examinada por el citado profesor de la Universidad de Texas, Leoncio Garza Valdés.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• De los siete laboratorios que optaron al experimento, cuatro ofrecían métodos no destructivos. La muestra, en definitiva, se podría haber conservado, y haberse repetido la datación indefinidamente. El profesor Tite -inexplicablemente - se decide por las pruebas destructivas. La tela, en suma, fue sacrificada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• A las 9.45 horas del 21 de abril del año 1988, se entregan las muestras a los tres laboratorios (una procedente de la Sábana Santa y tres de control). Las citadas muestras no se deshilan o se desmenuzan. En otras palabras: eran fácilmente reconocibles. en el corte de la Síndone se encontraban presentes varios científicos, representantes de los tres laboratorios. Al tratarse de un tejido en «espiga», el reconocimiento de la pieza resultaba mucho más fácil. Todo esto debería haberse evitado.

 

 

 

 

 

• Según las condiciones pactadas por la Iglesia y los tres laboratorios, cada muestra sería identificada con una clave. Una numeración conocida únicamente por el cardenal Ballestrero y un reducido grupo de personas. Los laboratorios, por tanto, al recibir los tres trozos de la Síndone y las piezas «falsas» o de control no debían saber cuáles correspondían a la Sábana Santa y cuáles a los tejidos de referencia. En septiembre, sin embargo, el Sunday Telegraph y el Evening Standard publicaron las primeras filtraciones, declarando que la Síndone era medieval y, por tanto, falsa. La pregunta es tan simple como demoledor:. si los laboratorios no sabían qué piezas eran las de la Síndone, ¿cómo adelantaron el resultado? Lo normal es que, una vez concluidos los análisis, los sobres sellados y lacrados hubieran sido abiertos por el cardenal de Turín y, públicamente, ante notario, aclarada la identidad de cada muestra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• El certificado que acompañó a los trozos de la tela -redactado por el profesor Gonella y firmado por Tite y Ballestrero- puso ya sobre la pista de la Sábana Santa a los tres laboratorios. Decía así: «Los contenedores etiquetados Z-1, Z-2 y Z-3, para ser entregados a los representantes de los laboratorios, contienen una muestra de tejido tomada, en presencia nuestra, de la Síndone de Turín a las nueve horas cuarenta y cinco minutos de la mañana del veintiuno de abril de mil novecientos ochenta y ocho, y dos muestras de control procedentes de uno o de dos de los siguientes tejidos facilitados por el Museo Británico: tejido del siglo primero y del siglo décimo primero. La identidad de las muestras puestas en cada uno de los contenedores ha quedado registrada en un libro especial que será guardado en secreto hasta haberse efectuado las mediciones.»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

• Según el cardenal Ballestrero, la comunicación oficial de los tres laboratorios llegó a Turín el 28 de setiembre de 1988. Y uno se pregunta: ¿por qué el custodio de la Síndone necesitó quince días para convocar la célebre rueda de prensa y hacer públicos los resultados de Oxford, Zurich y Arizona?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El cardenal Ballestrero (a la derecha) en la célebre rueda de prensa del 13 de octubre de 1988. Junto al cardenal de Turín, el profesor Gonella.

 

Una carta reveladora Naturalmente, como decía, los medios de comunicación ignoraron este sospechoso cúmulo de fallos e irregularidades en el proceso de datación por el carbono 14. Como ignoraron también la carta del profesor Tite, coordinador de los análisis, al asesor científico del cardenal de Turín, señor Gonella, en la que reconocía que el resultado no significaba que la imagen fuera una falsificación. El texto de dicho escrito (del 14 de setiembre de 1989) es muy revelador. Dice así:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   "Querido profesor Gonella: Tras el reciente congreso de París, le escribo para recordarle que yo tampoco considero el resultado de la datación del Sudario de Turín como una demostración de que sea falso. Como usted subrayó correctamente, la calificación de «falso» envuelve una deliberada intención de engañar, mientras que la fecha del examen radiocarbónico no ofrece, claramente, ninguna evidencia a favor de esta tesis. Yo mismo quise evitar el uso de la palabra «falso». Pero me temo que la referencia al Sudario con ese término haya tenido su origen en los numerosos artículos periodísticos escritos a raíz de las entrevistas que yo concedí. Tengo sólo que pedirle que me excuse, una vez más, todos los problemas que esos artículos han producido a usted y a los demás de Turín. Me alegrará volver a encontrarle en París.»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo que no dice Michael Tite es que, al día siguiente de hacerse público el citado resultado de los laboratorios, él mismo convocó una rueda de prensa en el Museo Británico, y tachó a la Síndone de falsa...

 

Lo peor, sin embargo, no eran las gravísimas irregularidades en los análisis. Desde mi punto de vista, lo más absurdo y denigrante fue el hecho de que el C14 borrara de un plumazo casi un siglo de investigaciones. E historiadores y científicos se indignaron, con razón. ¿Es que esos trescientos experimentos -iniciados por Delage y Vignon en 1902- estaban equivocados? Por supuesto que no...

 

 

 

 

Carta de Tite a Gonella.

 
 
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