PilarAlhambra
  EL HOMBRE DE NEGRO, UNA HISTORIA CASI IMPOSIBLE
 

 

Empezare presentándome, mi  nombre es Francisco Luís, soy el menor de tres hermanos, nací hace 38 años en Granada aunque a los tres meses me fui a vivir a un pueblo del sur de Jaén en los limites con la provincia de Córdoba, tengo una vida marcada por la rutina que da vivir en un pueblo de poco más de 11.000 habitantes y sin apenas gente de mi  edad.
   Soy  un  apasionado de la lectura y me apasiona sobremanera los libros sobre lo oculto y el esoterismo, pues bien esta historia que voy a narrar, por lo irreal de la misma es eso “UNA HISTORIA CASI IMPOSIBLE”.
Todo ocurrió una mañana a finales del octubre de año 2011, encontrándome en la terraza de una  cafetería del Santanderino Paseo de Pereda, junto a mi cuñado, ocurrió algo que erizo mis vellos, apareció ante mis ojos un hombre de mediana estatura con largas patillas que se unían a un  espeso bigote,  vestido con traje negro y sobrero del mismo color calado hasta las cejas, bordeaba  el mismo una cinta de cuero que se vislumbraba que algún día fue marrón y hoy parecía negra por el uso, presto pregunté  a mi cuñado si conocía al tipo en cuestión, con cara descompuesta como si hubiera visto un fantasma, motivado todo ello porque   sus apariciones eran presagio de alguna desgracia, empezó ha relatarme la historia que voy a transcribir.
Parece ser que el tipo en cuestión fue enterrador del Cementerio de Ciriego, muy próximo a la capital Cantabra, este dato no tendría ninguna relevancia si no fuera porque  el cargo lo  ocupo a principios de mil novecientos,  habiendo sido visto por última vez en día 2 de junio de 1917, por el barrio chino de Santander, día este en  que apareció asesinada una joven prostituta  con 27  cuchilladas a parte de numerosas mutilaciones que no voy a relatar por lo crueles de las mismas, por este motivo se barajaron muchas  hipótesis y conjeturas, entre otras la que el posible asesino fuera el propio enterrador muy dado a usar el servicio de estas mujeres y en particular el de la joven asesinada, creciendo estas ante el hecho  que no asistiera a su trabajo al día siguiente del asesinato, día este en que se iba a proceder al entierro de la joven, y  que fue necesario contratar a un obrero de una localidad cercana  para que sustituyera al  enterrador,  pero antes de entrar en detalles empecemos a analizar la figura del llamado hombre de negro.
 ¿Quien era este individuo conocido como el hombre de negro”? según datos recopilados su nombre era Segundo Ruiz Pardo, natural de el Pedroso, en el  municipio cántabro  de Villacarriedo,  nacido el 6 de agosto de 1894, siendo el menor de 8 hermanos, asistió a la escuela durante 3 años, no llegando a acabar la enseñanza primaria, ayudó  a su familia en  las labores propias del campo, hasta que emigro Francia para dedicarse a la venta ambulante de barquillos al igual que  muchos jovencísimos pasiegos dado el espíritu viajero y aventurero que les caracterizaba. Muchos de los que consiguieron empleo vendiendo barquillos pasaron muchas penalidades, a tal punto llegó la situación que el gobierno Español tuvo que intervenir, poner una protesta formal y organizar su repatriación en el año 1912.
Repatriado, Segundo fijo su residencia en la capital cantabra, acogido por unos tíos suyos llamados Carlos Ruiz y Evarista Abascal habiendo sido esta nodriza de una acaudalada familia madrileña, por esa fecha D. Carlos ocupaba el cargo de  enterrador del Cementerio del Ciriego, y es aquí donde empieza la historia del  hombre de negro”.Cayendo enfermo de tuberculosis Don Carlos, este propone al Ayuntamiento santanderino que le sustituya Segundo durante su convalecencia, no mejorando de su enfermedad, fallece a los tres meses, por lo que se le concede la plaza fija de enterrador que venia ocupando interinamente, hasta aquí todo normal, si no hubiera desaparecido de una forma  tan misteriosa un día 2 de junio de 1917.

 

Como ya apuntaba antes, Segundo era muy aficionado a demandar los servicios de  prostitutas y en especial los de la joven asesinada, llegando a contraer la sífilis, la cual no pudo curar pese a los tratamientos de la época, lo que le llevo a cambiar su carácter, que paso de ser  afable  a ser bronco y malhumorado, bebía con desmesura, llevándole  esta situación a mas de una pelea, terminado en los calabozos, de ahí la conjetura de que fuera el posible asesino.
 ¿Que fue de la vida de Segundo? unos dicen que emigro a Argentina, otros dicen que lo vieron varios años después mendigando  por Cádiz, el hecho es que su familia dice no tener noticias de el o no las quieren revelar, en cualquier caso es esa desaparición la que da origen a esta historia.

 

Cuenta Calixto Cobo Arredondo -que le conoció cuando ambos eran barquilleros en Paris-, que el 13 de febrero de 1941, tres días antes del incendio que asolo la capital cantabra, lo vio  por la zona Isabel II y la calle Cádiz, apresurándose a saludarse, este con paso rápido y sin atender a las llamadas de su  amigo, desapareció.
 Es bien conocido por los santanderinos el riesgo y peligro de accidentes que hay cuando sopla el viento sur en la ciudad, el 15 de febrero de 1941 una profunda borrasca situada en la vertical de Lisboa provocó un violento temporal de viento sur que, en la ciudad de Santander, alcanzó velocidades de hasta 165 kilómetros por hora.
Las casas en aquella época, utilizaban mayoritariamente las cocinas de carbón para las tareas domésticas y no resultaba extraño que, en ocasiones, las chimeneas desprendieran chispas de la combustión. Una de estas chimeneas fue el origen del incendio en un inmueble de la calle Cádiz que se vio avivado rápidamente por el viento.
Durante los dos días que sopló el viento, ardió gran parte del centro de la ciudad. Muchas familias perdieron sus hogares y muchos comerciantes vieron arruinados sus negocios. La ciudad quedó incomunicada del resto del país y estuvo sumida en el caos durante varios días hasta que se lograron restablecer los servicios.
 La única nota positiva fue la ausencia de víctimas mortales, a pesar de la magnitud del incendio.
 ¿Es una casualidad que se encontrara por esa zona, días antes de la catástrofe? o fue un premonición de lo que se avecinaba. Yo creo que se trata de apariciones días antes de una tragedia y si no, veamos otras apariciones de las que tengo constancia.
La galerna del 7 de junio de 1987, hace ahora poco más de veintidós años, mi cuñado tuvo la oportunidad de ser testigo en Santander de uno de estos dramáticos e inesperados temporales. Fue el domingo 7 de junio de 1987, en las primeras horas de una tarde asurada y bochornosa, en la que, tras una repentina virazón del viento sur al noroeste, sobrevino una lluvia arrasadora y torrencial. La temperatura descendió bruscamente diez o doce grados y el cielo se desplomó en un paredón de nubes galopantes, casi negras, que enmarcaron al mar súbitamente cubierto de blancas espumas. Era domingo y había mucha gente en la playa. Alguien gritó ¡galerna! y la palabra maldita movilizó a cientos de personas, que corrimos despavoridas en busca de asubiadero. Llovía horizontalmente, como si la cortina de agua no cayera de las nubes y se trasladara, empapando y arrastrando cuanto encontraba a su paso. Hasta aquel momento no había percibido la dimensión trágica que tiene una galerna, ni sabía del terror que su presencia produce y como en el  caso anterior precedida por de la aparición del enigmático  “hombre de negro”, por  los jardines de Piquio, junto a las playas del Sardinero, tal y como atestiguan varias personas a las que llamo  poderosamente la atención su vestimenta,  íntegramente de negro y con ropa de otra época y nada veraniega para la época del año en que  se encontraba.
El día 1 de diciembre de 2002, testigos dicen haber visto al “enterrador” en el interior del edificio de correos sin precisar que hacia allí, si iba a recoger o a enviar alguna carta o paquete,  dos días después el 3 de diciembre, ETA revienta un aparcamiento de la plaza de Alfonso XIII de Santander sin causar víctimas, la explosión se produjo en torno a las 15,40 horas. Se trataba de un coche bomba con 35 kilos explosivo estacionado en el mencionado  parking, justo al lado del  edificio de Correos.
 Que será lo siguiente, pues como relate al principio lo vi deambular por las calles de Santander, en fechas recientes, esperemos que esto solo sea una historia casi imposible e irreal, fruto de la imaginación y de la inventiva y que hemos disfrutado durante unos días tanto mi cuñado como yo, terminando la historia  escribiendo  este relato.

ESTE TEXTO ES DE J.L.B.A, UN GRANADINO AL QUE TAMBIÉN APASIONAN LOS MISTERIOS.
GRACIAS POR TU APORTACIÓN

 


 
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